Tribuna

¿Qué te parece el cartel...

Cartel Moros y Cristianos Elda.

Cartel Moros y Cristianos Elda. / INFORMACIÓN

Rafael Sempere

Rafael Sempere

Qué te parece el cartel de las fiestas de este año? Es lo que me preguntó hace unas semanas una vecina con quien coincido a la hora del café. Le respondo que no lo había visto todavía. Y me replica que cómo no lo iba a ver, si estaba pegado a la luna de la carnicería que hay enfrente del portal de mi casa. ¡Caramba! ¡El cartel de los helados que avisté el otro día! Me quedé contrariado. Tal cual.

Así que, para tener una opinión clara que darle a mi querida amiga, me allegué al escaparate para verlo de cerca.

Dejando aparte el clamoroso error ortográfico que contiene, y que deja en evidencia su edición - ¿no hay correctores en las artes gráficas?-, su visión confirmó esa primera impresión ya indicada, que es real y no chusca: la de sus colores primarios. Rojos, rojos; azules muy azules; verdes parchís. De ahí la evocación de esos anuncios de helados que cuelgan en bares y demás establecimiento de alimentación, que utilizan colores muy vivos para captar la atención del potencial consumidor.

Pero una vez vistos los detalles, hay dos aspectos que llaman poderosamente mi atención. El primero –y esencial- tiene que ver con el propósito de un cartel. Que es el reconocimiento, en un primer golpe de vista y a distancia, de lo que anuncia. Para uno ahí estriba el primer éxito de todo cartel: saber en un instante qué anuncia. Luego vendrá la segunda impresión. Si agrada o no. Si resulta admirable o uno más de entre muchos de su clase. Y el de las fiestas de este año, francamente, hay que acercarse para saber qué anuncia, y cómo lo hace.

Y el segundo fue preguntarme si el artista había concebido –creado- realmente ese cartel para las fiestas de Elda. Pues la imagen predominante es la de un cabo batidor - cabo a caballo propio de otras fiestas, generalmente de las de la montaña; aunque alguna vez, de forma ocasional, haya salido alguno en Elda - , sobre el que cae confeti - lo que confirma mi sospecha- y los atavíos de las demás figuras - un cruzado o una cruzada, y un par de moros o moras - no recuerdan a los de ninguna comparsa eldense.

En cuanto a su estética, qué quieren que les diga. Los clásicos ya afirmaban que sobre gustos no hay disputa. No obstante, como aficionado a las artes plásticas siempre consideré que cualquiera cabe preguntarse si hay algo en la obra que contempla que le conmueva, le emocione o le resulte admirable. Pues ahí se encuentra la respuesta a si cumplió su función estética.

A buen seguro que el jurado encargado de la elección tendrá un puñado de razones para argumentarla. Todas respetables. La mía es solo una opinión guiada por sensaciones estéticas. Seguramente no sirva de nada, ¿o quizá sí? Quién sabe. O sea.