El resultado electoral del 23J: la clave europea

El resultado electoral del 23J: la clave europea

El resultado electoral del 23J: la clave europea / EFE

Domènec Ruiz Devesa

Domènec Ruiz Devesa

Tiempo habrá de analizar en profundidad el espectacular vuelco político que han logrado Pedro Sánchez y el PSOE tras el varapalo del 28 de mayo de 2023, batiendo a las encuestas, las expectativas, y la propia posibilidad de un gobierno del PP con la ultraderecha de Vox. Los socialistas se han quedado a un punto porcentual de ser la fuerza más votada (a falta del recuento del voto de los españoles residentes en el exterior) y son los únicos que pueden formar una mayoría de gobierno. Además, contra pronóstico (salvo el CIS) el PSOE ha mejorado en votos, porcentaje, y escaños, con una reseñable contribución de los socialistas valencianos y alicantinos.

Pero no podemos olvidar lo importantes que eran estas elecciones para Europa e incluso para el mundo, como evidencian la atención que han prestado a nuestro proceso democrático numerosos medios de comunicación internacionales, incluyendo destacadas y prestigiosas cabeceras como el New York Times o Le Monde o la cadena pública de radiofusión alemana, por citar solo unos ejemplos.

En primer lugar, siendo España un país central en la construcción europea, se temía que la ultraderecha xenófoba y euroescéptica se siguiere reforzando, y normalizando, en el conjunto del continente, tras su entrada en los gobiernos de Finlandia, e Italia (en este segundo en caso liderando la coalición de gobierno, encima), y el apoyo parlamentario que prestan en Suecia. A la preocupante pujanza de Le Pen en Francia y de Alternativ fur Deutschland en Alemania se podría sumar la consolidación e incluso el crecimiento de esta opción en cuarta economía del euro. Así que uno de los objetivos que fijó Sánchez para el adelanto electoral fue precisamente parar en nuestro país esta ola ultraderechista en Europa. Esto se ha logrado, al perder Vox tres puntos porcentuales y nada menos que19 escaños (y con ello, por cierto, la posibilidad de presentar recursos ante el Tribunal Constitucional contra las leyes que reconocen nuevos derechos).

En segundo lugar, queda despejada la preocupante posibilidad de un ejecutivo de coalición de PP y Vox, que hubiera supuesto que España abandonaba la mayoría de gobiernos europeístas que hay en el Consejo de la Unión Europea. Esta posibilidad preocupaba mucho en las instituciones comunitarias, pues España siempre ha estado, desde su adhesión en 1986 a la cabeza de la integración europea, con algo menos de entusiasmo solamente en el período de Aznar y su estrategia de atlantismo alternativo en lugar de complementario. Los casos de censura cultural que han aparecido rápidamente tras la constitución de los Ayuntamientos que gobiernan PP y VOX no ha pasado desapercibido en Europa. Por todo ello, cabe decir, sin exageración, que la Europa democrática y de los valores fundacionales respiró ayer noche aliviada, como prueban también los incontables mensajes de felicitación y alegría que he recibido de mis colegas en el Parlamento Europeo, pertenecientes a diferentes familias políticas. Aumenta también por cierto el prestigio europeo e internacional de Pedro Sánchez, pues a su historial de contribuciones al refuerzo de la UE y de la OTAN, suma ahora haber frenado al populismo de derecha radical, algo que tampoco se habrá pasado por en la Casa Blanca de Biden.

Por último, no hay que olvidar que en este momento, y hasta el 31 de diciembre de 2023, España preside el Consejo de la Unión Europea, el gran órgano legislativo comunitario junto a la Eurocámara. Nuestra presidencia cuenta con un ambicioso programa de prioridades centrado en la reindustrialización verde y la lucha contra el cambio climático, la gestión humana y responsable de los flujos migratorios, la conclusión de acuerdos comerciales pendientes (Mercosur) y el relanzamiento de la relación con América Latina, el desarrollo del pilar europeo de Derechos Sociales, y la profundización democrática de la Unión, por citar solamente algunas de las más destacadas. Una programación que se articula a través de un extenso calendario de reuniones del Consejo Europeo, cumbres ministeriales y actos de la Presidencia. Es evidente que esta orientación se habría visto seriamente alterada en el caso de la formación de un gobierno de PP y Vox, dada la posición contraria de este último al paradigma del desarrollo sostenible (encarnado en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas) y a la continua federalización de la Unión Europea. De modo que gracias a este resultado electoral, este gobierno, aun en funciones, podrá culminar esta esperada y ambiciosa presidencia semestral europea, lo que aumentará nuestra reputación europeísta entre nuestros socios y reforzará la construcción europea.

Cierto es que queda ahora una ardua tarea de diálogo para formar una mayoría de gobierno progresista que evite unas nuevas elecciones. Pero hoy, muchos aquí y allí, decimos: ¡Viva España y viva Europa!