Opinión | Tribuna

Eliseo Quintanilla Almagro

Fusión bancaria BBVA-Sabadell: la competencia hace avanzar

Fusión BBVA y Banco Sabadell.

Fusión BBVA y Banco Sabadell. / Agencias

En la provincia de Alicante teníamos una plétora de oficinas de bancos, cajas de ahorros con oficinas en todos y cada uno de los pueblos de la provincia, con unos servicios que podemos clasificar de excelentes para el ciudadano y para las empresas, que nos hicieron prosperar y desarrollar industrias y servicios.

En un momento determinado se iniciaron las fusiones, con la bandera de la competencia de ser más competitivos y dar más y mejores servicios, cosa que se ha demostrado no ser así; normalmente era fruto de la mala gestión de los administradores y principalmente con la ayuda de la administración para evitar la situación de pérdida de sus ahorros a los ciudadanos que, entre la política y los políticos, coparon la administración de sus consejos sin experiencia o casi nula experiencia en administrar, por lo que no se auguraba un futuro feliz para las mismas.

Ahora se nos presenta una nueva fusión, el Banco Bilbao Vizcaya presenta una opa hostil hacia el Banco Sabadell. No como en los casos anteriores de necesidad/auxilio por la mala administración sino por crecimiento del Banco Bilbao Vizcaya en el mercado español, al que habría de recordar que si quiere crecer estamos en Europa y en Europa hay muchos bancos para poder presentar una opa.

En la provincia de Alicante teníamos Banco Exterior de España, Banco Español de Crédito, Banco Central, Banco Popular, Banco Vizcaya, Banco de Alicante, Banca March, Banco Guipuzcoano, Herrero, Urquijo, Banco de Bilbao y cajas de ahorros de distintas denominaciones y fundamentalmente especializadas en la agricultura y una más generalista, que llegó a ser Caja de Ahorros del Mediterráneo, fusión de muchas cajas rurales y locales, que podía competir con los principales bancos y todos ellos con sucursales en toda la geografía de la Comunidad Valenciana y especialmente en Alicante y provincia.

Hoy asistimos a intentos del banco BBVA por medio de una opa con carácter hostil para absorber al Banco Sabadell. Este banco que nació como banco para el comercio de la lana en Cataluña, dedicado fundamentalmente a la cobertura de las empresas del tejido de lana en Barcelona y su comercio con la lana argentina. Se trasladó su sede social a la Comunidad Valenciana y a la ciudad de Alicante, lo cual aplaudimos efusivamente porque se quedó con los restos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, cuya implantación en la Comunidad, y especialmente en Alicante, era excepcional.

La fusión/absorción que se plantea representa un gran problema para los usuarios y especialmente para los empresarios que, a pesar de los anuncios del Banco Bilbao Vizcaya por todos los medios de comunicación, nos quieren hacer creer que es positivo. De la docena larga de bancos y cajas de ahorros que existían, hemos pasado en la actualidad a media docena o menos.

Los empresarios y ciudadanos necesitamos más entidades de crédito, más oficinas y más servicios para nuestro desarrollo.

Si se logra prácticamente un monopolio de dos o tres bancos, estaremos sufriendo mucho más que lo que actualmente estamos viviendo; citas previas con largas esperas al teléfono, la falta de atención, sobre todo a aquellas personas que no tienen por qué tener correo electrónico (normalmente por razones de edad), ni manejo de la informática.

Los empresarios y ciudadanos necesitamos una oferta amplia de todos los imputs que se pueden necesitar para fabricar o comprar o tener calidad de vida y desarrollo.

Por ello, si se llegara a una fusión, pido que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tome nota de que será perjudicial para esos ciudadanos y consecuentemente para las empresas, ya que las funciones habidas anteriormente no han sido beneficiosas para el tejido empresarial ni para los ciudadanos, como la obligatoriedad de no eliminar ninguna sucursal ni del Banco Sabadell ni del Banco Bilbao Vizcaya. En caso de que se acepte por la CNMC la opa con carácter hostil, se le exija a la nueva entidad resultante el mantenimiento de todos los empleados y trabajadores, pues necesitamos servicios, competencia y que no nos cueste a las arcas del Estado, que somos todos, por medio de subsidios a los futuros despidos a la falta de ventajas fiscales para la banca.

Un banco es de sus accionistas, pero se debe a los territorios a los que sirve, a los empresarios y clientes de esos territorios. Esta relación se basa en la mutua confianza y en el respeto. Cualquier decisión que se tome debe mantener esa confianza, pero, sobre todo, debe respetar el territorio al que sirve (como ya hizo el Banco de Sabadell cuando compró la CAM).

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