Opinión | Tribuna
La “LOLA” nos va a volver “LOLOS”
Cierto es que estamos viviendo en una era digital en la que la Inteligencia Artificial (IA) es una realidad cada vez más presente en nuestra sociedad occidental y moderna. Las aplicaciones de dicha IA se amplían día a día para hacernos la vida más fácil, o no…
En la Comunitat Valenciana, nuestros gobernantes han detectado que el problema que tiene la población a la hora de acceder al sistema sanitario, y en concreto a la Atención Primaria, es el hecho de que gran número de llamadas que se producen por parte del ciudadano se pierden por la imposibilidad de contactar con los centros de salud por vía telefónica. Pues bien, las mentes pensantes han puesto a funcionar sus neuronas y han decidido que pueden utilizar una herramienta digital basada en la IA para encaminar esas llamadas hacia un BOT que han bautizado con el nombre de LOLA. La simpática LOLA, a través de un algoritmo, va a dirigir la atención demandada por el paciente hacia la citación con el profesional más adecuado para resolver su problema de salud. Y con eso van a solucionar definitivamente el problema fundamental de la Atención Primaria en esta nuestra comunidad. No olvidemos que, a parte de utilizar la vía telefónica para acceder al Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, el ciudadano tiene también en la actualidad la posibilidad de utilizar medios telemáticos como son la cita desde la web de la Consellería de Sanitat y la app “GVA+Salut” o pueden acudir a los centros de salud para ser citados presencialmente.
Nuestra maravillosa LOLA, no obstante, tiene un pequeño problema: no es compatible con las actuales agendas que tenemos los médicos (o eso dicen) y han decidido recomendar una “agenda única” para toda la Comunitat Valenciana. Dicha agenda en un principio no debería exceder los 35 pacientes al día en ningún caso. No se ha tenido en cuenta en ningún momento que según las Sociedades Científicas y la OMS la cantidad máxima de pacientes recomendada para que un Médico de Atención Primaria no tenga problemas de salud mental ni física no debe superar los 20 ó 25 pacientes al día dependiendo de la complejidad de los mismos. Tampoco se ha tenido en cuenta que ver más de 30 pacientes en una jornada laboral de manera continuada puede provocar problemas en los médicos como lo son el agotamiento y la fatiga, el estrés y la ansiedad, el burnout, los errores médicos, los problemas físicos (dolores, problemas cardíacos, digestivos, etc) y el deterioro de las relaciones interpersonales de los facultativos con sus familiares y amigos.
Esta “nueva agenda” recomendada desde la Dirección General de Atención Primaria ha sido desgraciadamente malinterpretada por los distintos departamentos de salud y ha llevado a que cada Dirección de Atención Primaria haya tomado como obligatoria la necesidad de imponer las mismas. Además, lejos de ser una “agenda única” en algún departamento como por ejemplo en el que trabajo (Hospital de San Juan) la Directora de Atención Primaria ha instaurado agendas de 39 pacientes al día de entrada. Y todo ello sin tener en cuenta que, además, la consulta se puede complicar con pacientes que tenían cita con otros médicos y que por cualquier motivo imprevisto no hayan podido acudir ese día a trabajar de manera justificada y habitualmente se reparten entre el resto de profesionales (misteriosamente casi nunca encuentran sustitutos), la atención domiciliaria tanto programada para el seguimiento de pacientes crónicos como “dirigida” desde el 112 (sin dotarnos de los medios adecuados) porque tienen ocupados los SAMUs y un largo etc. Todo esto hace que al final esa “agenda única” se pueda convertir en una “agenda infinita”. Tampoco se ha tenido en cuenta (o se ha dejado un tiempo totalmente insuficiente) otros conceptos laborales inherentes a la profesión médica como son las reuniones de equipo, las sesiones clínicas (preparación y exposición), la docencia (fundamental para que las nuevas generaciones sigan formándose como especialistas), la investigación o las actividades comunitarias que deberíamos realizar como viene implícito en el nombre de nuestra especialidad: Medicina Familiar y Comunitaria.
La “agenda única” se convierte en una bucólica utopía en la que no se tienen en cuenta los distintos caracteres de la población. No es lo mismo trabajar en un medio rural que en el centro de una ciudad, no es lo mismo atender un barrio obrero que un barrio residencial, no es lo mismo un centro de costa y uno de interior. Las características inherentes a cada población e incluso a cada barrio son diferentes y por eso hasta ahora cada centro de salud e incluso cada consultorio han tenido un tipo de agenda distinto.
La pobre LOLA, además no ha sido programada para reconocer las citas que se generan cuando el médico hace un control de la Incapacidad Temporal de los pacientes (lo que se conoce vulgarmente como partes de baja) y de momento han dejado unos huecos insuficientes para poder gestionar dichos controles. Este hecho lleva a tener que forzar dichos huecos y aumentar el número de atenciones (¿cuántas llevamos ya?). Pero da lo mismo. Antes de solucionar ese “problema informático” hay que instaurar sí o sí las nuevas agendas por decreto impositivo y con todos sus fallos. No sea cosa que nos coman los “monguers”.
Pero no se crean que este nuevo modelo de agenda solo afecta a los sufridos y voluntariosos escla… digo médicos de atención primaria, no. Después de la era COVID apareció un nuevo modelo de consulta: la consulta telemática (con todos sus pros y sus contras). Hasta ahora el paciente era autónomo y libre a la hora de elegir el tipo de atención que deseaba recibir, bien fuera de manera presencial o telefónica y a la hora a la que más o menos le venía bien. Pues bien, ahora se ha limitado la atención telemática a 6 pacientes al día con lo que es más posible que se cree demora en este tipo de demanda poblacional y obligue al paciente a solicitar cita presencial. Este hecho coarta indirectamente la libertad del individuo. Sobre todo en pacientes jóvenes que pudiendo obtener servicio telemático para procesos que no requieren de su presencia en el centro de salud se van a ver obligados a acudir a este si quieren una atención temprana, generando de esta manera un incremento del absentismo laboral, de los desplazamientos e incluso de la posibilidad de llevarse a casa algún virus de la sala de espera. Y ojo, que si les tienen que explorar una rodilla o un abdomen el médico le va a decir que vaya al centro para atenderlo de manera presencial.
Con LOLA se pretende solucionar el problema de la Atención Primaria en la Comunitat Valenciana pero la realidad nos dice que el problema fundamental se basa en que la población aumenta y envejece pero no aumentan los recursos reales y adecuados para atenderla. Faltan médicos y seguirán faltando porque con estas condiciones laborales es normal que falten, en la actualidad y en el futuro. Y todo esto sin entrar en detalles sobre acondicionamiento de los puestos de trabajo (sillas rotas, luces parpadeantes, colchones en los suelos en las guardias, utilización del vehículo particular para la atención domiciliaria, ventanas que no permiten la ventilación de las consultas, etc) que darían para escribir un libro sobre como destruir el sistema público de salud desde lo más alto de la administración.
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