Opinión | Obituario

Cuando el mar se encoge

Román Bono ha fallecido a los 83 años.

Román Bono ha fallecido a los 83 años. / INFORMACIÓN

Un lustro atrás recibió un golpe helado. A la vuelta del verano escasos meses después, conocedor de lo celoso que era de su intimidad, ensamblé lo siguiente sin desvelar al lector a quién iba dirigido: «Al igual que le sucedió a Delibes cuando Ángeles se le esfumó tan temprano de entre los dedos y a Savater el día en el que el cuerpo maltrecho de Sara no dio más de sí, mi amigo está aprendiendo a vivir sin ella después de que tanto tiempo juntos los combinara de tal modo que, a los que hemos tenido el privilegio de disfrutarlos, nos sintiéramos arrebatados por la fuerza del imán con el que se fundieron hasta formar la misma identidad... Quienes lo rodean de cerca, sus hijos, sus nietos están viéndolo ponerse en pie, dar los primeros pasos sobre el cimiento robustamente nutrido, agarrarse a él que para eso goza de buen fundamento, auparse poco a poco... Mi amigo empieza a escribir las primeras líneas en solitario después de una travesía de más de cincuenta años suspirando a dúo sin volverle la espalda al mar ni a los árboles que le salen al paso ni a la gente que lo quiere ni a las ganas de querer que tiene».

El domingo en que estas letras vieron la luz traspasó el timón a manos de los más jóvenes de la saga surcando los vaivenes desde Formentera con idea de que esa otra pasión no se apagara. Antes y después Manchi dejó en el transcurso de sus actividades y de las relaciones sociales innumerables muestras del gentleman que anidó en él con un comportamiento y un saber estar que le proporcionaron ese toque de distinción. Cosmopolita, liberal, aferrado a las cosas de su tierra sin perder de vista el rumbo del país que diseccionaba con agudeza y cierta pesadumbre al dar por sentado que el ideal de entendimiento propugnado por Chaves Nogales no dejaba de ser desgraciadamente una quimera.

Ahora los que le quieren tendrán que hacer frente a una ausencia de categoría. Sin Merche al lado fue deshilachándose poco a poco. Eso sí, a su modo y manera. Con prestancia, sin perder la compostura.

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