Opinión | Espejo

La ley Navarro

Laura Soler y Teresa Navarro, en el centro de la foto, junto al expresidente de la Generalitat Ximo Puig

Laura Soler y Teresa Navarro, en el centro de la foto, junto al expresidente de la Generalitat Ximo Puig / INFORMACIÓN

El jueves pasado se aprobó en Cortes Valencianas, mi lugar de trabajo estos últimos cinco años y medio, una ley por la que llevaba luchando y trabajando todo ese tiempo, la ley de accesibilidad, aprobada por unanimidad. Para quien les habla, ha supuesto un inmenso orgullo en ver reflejadas en esa norma, la mayoría de las reivindicaciones que, desde el tercer sector, particularmente el CERMI CV y la sociedad civil, con toda razón, reivindicaban/reivindicábamos.

Está ley «botánica» en origen supone un avance de derechos para nuestro colectivo inimaginable, porque fue una norma muy participada, donde se tuvo en cuenta la gran diversidad de personas que necesitaban de la misma para llevar a cabo su redacción de la manera más amplificada y justa posible.

Si bien, este trabajo no pudo finalizarse, por cuestión de tiempo, en el gobierno progresista presidido por Ximo Puig sí que logramos, políticamente hablando, ponerla sobre la mesa para que esta ley fuera una prioridad y se finiquitara en la legislatura actual.

Conseguimos bajo este paraguas legislativo qué cuestiones tan básicas para la ciudadanía, como son el derecho acceder a una urna electoral o que en el catálogo de viviendas de VPO exista una reserva específica de las mismas para personas con discapacidad, sean una máxima prioridad.

Por supuesto, también reflejamos en ella que es necesario desarrollar un protocolo específico para que, en caso de Emergencias, las personas de nuestro colectivo sean localizadas y evacuadas correctamente, pues somos el lado más vulnerable e invisible de la sociedad.

De esa que tanto hablaba, Teresa Navarro, presidenta de la entidad «impulsa igualdad» y defensora de las personas con discapacidad del ayuntamiento de Valencia.

Ella, apuntada con orgullo que fue uno de los primeros casos en los que se impulsó esta figura que tuvo el honor de representar en el Consistorio del Cap i casal.

Pero, además, detrás de todo ese trabajo totalmente altruista, que ella realizaba, existía una creencia unívoca de que nuestro colectivo estaba formado por personas en todos los ámbitos de la sociedad, que tenían derechos y obligaciones, pues así se lo hacía sentir a cada persona que se encontraba a su paso, como era ella, sencilla, directa y cercana.

Poquitas semanas antes de su inesperada partida el pasado 14 de diciembre dedicó su intervención en la comisión pertinente en las Cortes Valencianas a la importancia y el desarrollo de esta ley en los ayuntamientos pues era importante que se apostara por una accesibilidad global en todas las administraciones, para que esta fuera efectiva y se lograran los objetivos propuestos. De esta manera se lograba nuestra dignidad como personas con discapacidad y eso era lo más importante.

Por ella, que vivía con una lesión medular por un accidente de ruedas, y por su hijo Rafael con el síndrome X frágil, una enfermedad rara de la que era portadora y por la que trabajó sin descanso hasta su último aliento junto a su marido, Tomás.

Por ti, Tere, debemos seguir construyendo y ampliando ese legado que nos dejaste para desarrollar el articulado de una ley fundamental para muchas personas, tantas que a veces no somos conscientes del valor incalculable, que aporta a la sociedad valenciana pues cambia vidas. Como tú cambiaste la de todos los que pasamos por la tuya con esa coherencia y entrega incondicional a la causa. Por ello es un lujo que esta norma fundamental fuera aprobada por unanimidad.

Gracias, querida amiga Tere, por ser esa hermana de lucha que la vida me regaló en Valencia. Como diría el poeta Miguel Hernández «porque soy como el árbol talado que retoño, aún tengo la vida». Tú ley, nuestra ley que, como no podía ser de otra manera, lleva tu nombre será el primer paso de muchos más. Seguimos. Feliz navidad.

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