Opinión | Desde la calle

Números cantan

Pablo Ruz, alcalde de Elche, presentando los presupuestos municipales junto al vicealcalde, Francisco José Soler, y la concejala de Vox, Aurora Rodil. | EUROPA PRESS

Pablo Ruz, alcalde de Elche, presentando los presupuestos municipales junto al vicealcalde, Francisco José Soler, y la concejala de Vox, Aurora Rodil. | EUROPA PRESS / Europa Press

El titular de la presente glosa canta, y no porque tenga que ver con el sorteo de la Lotería de Navidad ya celebrado, sino porque va referida al asunto del presupuesto municipal, que no es otra cosa que el dinero del erario público de nuestro Ayuntamiento. Dicho de una manera más técnica, es «la expresión cifrada, conjunta y sistemática de las obligaciones que, como máximo, pueden reconocer la entidad, y sus organismos autónomos, y de los derechos que prevean liquidar durante el correspondiente ejercicio, así como de las previsiones de ingresos y gastos de las sociedades mercantiles cuyo capital social pertenezca íntegramente a la entidad local correspondiente», tal y como dispone el artículo 162 del Real Decreto Legislativo 2/2004, que aprueba el Texto Refundido de la Ley de Haciendas Locales.

Dicho de otro modo, lo que el presupuesto supone no es más que una expectativa de ingreso, es decir, la cantidad de dinero que se pretende recaudar de los ciudadanos, en forma de impuestos, tasas, precios públicos, etc., para luego gastarla en la prestación de servicios públicos.

Nos encontramos en fechas claves para todos los ayuntamientos, ya que por imperativo legal el presupuesto debe ser aprobado por la Corporación local antes del 31 de diciembre, para recibir así el nuevo año con las cuentas flamantes y en la pole de salida. La gran diferencia entre las organizaciones privadas, es decir, las empresas, y las organizaciones o administraciones públicas, entre ellas los ayuntamientos, reside en que las primeras tienen claramente ánimo de lucro, y las segundas no, lo que significa que todo el dinero debe gastarse en un ciclo natural de un año y en la prestación de servicios públicos a la ciudadanía, sin que reporte ningún beneficio económico, y por supuesto para mejorar Elche.

Y esa aprobación a la que me refería ha ocurrido recientemente en el pleno de la Corporación con la mayoría necesaria aportada por el Partido Popular y Vox, y después como siempre de un debate acalorado e intenso, en el que la oposición de hoy (PSOE y Compromís) ha pretendido corregir las cuentas del Gobierno, no estando de acuerdo en cómo las ha formulado; les gustaría que fueran las suyas, pero ahora no gobiernan, y no puede ser.

Antes de ir a la molla presupuestaria, me gustaría ilustrarles sobre un dato que para mí como politólogo es relevante: repasando la historia de los 324 concejales, sin contar abandonos o disidencias, que ha tenido Elche desde las primeras elecciones democráticas de 1979, y después de doce mandatos con el actual, es la primera vez que la Concejalía de Hacienda (la que reparte el parné), tiene al frente a un concejal, Francisco Soler, experimentado y de reconocido prestigio, porque, además de licenciado en Derecho, es especialista en asesoría fiscal, consultor de empresas, Máster en Derecho Tributario y Máster en Auditoría de Cuentas, todo lo cual acredita que sabe sin duda de números. Las cuentas son algo muy serio, y por lo tanto quiero destacar lo acertado de esta decisión del Gobierno municipal.

¿Cómo se ven los presupuestos recién aprobados? Bajo mi punto de vista son unas buenas cuentas para Elche, cifradas en 275 millones de euros, es decir, 8 millones más que en el ejercicio anterior; y, si le sumamos el presupuesto de los organismos autónomos y empresas públicas (Visitelche, Pimesa y Espais Verds), ascienden a 313,5 millones de euros, cantidad nada desdeñable.

En mi opinión, hay que destacar el apartado de las políticas sociales, en el que se contemplan más ayudas a las familias vulnerables, ayudas a la natalidad y ayudas educativas, con un incremento del 9,5%, por lo que es coherente afirmar que son los presupuestos «más sociales» que se han tenido nunca, con una dotación total de gasto corriente en políticas sociales que asciende 16,4 millones de euros.

Veo también el esfuerzo presupuestario de 3,4 millones de euros para autobuses a pedanías, con 10 líneas nuevas y 15 vehículos, algo que por fin va a igualar la discriminación que han tenido hasta ahora las personas que viven en el campo de Elche. ¿A quién le puede parecer mal esto?

Se contempla también una reducción del recibo del IBI, del que antes hablábamos, de un 2%, lo que supone un 3% con lo que ya se bajó, por lo tanto mejor bajar que subir, o por lo menos así lo veo yo.

De otro lado, llama especialmente la atención el esfuerzo titánico en inversiones, que se va a 47,5 millones de euros, con el siguiente relato económico: 4,2 millones para el Mercado Central y reurbanización de su entorno; 1 millón para la culminación del centro sociocultural en el llamado solar de Jayton, en el barrio de Carrús; 5,6 millones para el Conservatorio; 600.000 euros para el inicio de la ejecución del centro sociocultural de Torrellano, y 300.000 para la ejecución del centro sociocultural de El Altet; 1,1 millones para la ampliación del colegio también en el Altet; 2 millones de para el colegio Virgen de la Luz; otros 2 millones de para la conclusión de las obras del Pabellón Inclusivo; 800.000 euros para el plan Elx Natura, de renaturalización verde de la EL-20; 2,8 millones para la construcción de la pasarela de Altabix; 2,7 millones para la reforma de los mercados de Plaza de Madrid y Plaza de Barcelona en el barrio de Carrús; 1,5 millones para nuevos nichos en los cementerios municipales; 400.000 euros para la reforma de la Plaza del Congreso Eucarístico; 640.000 euros para la rehabilitación de la Casa de la Virgen en Puertas Coloradas; y otro millón para el inicio de las expropiaciones necesarias para la construcción de la Ronda Sur, cuya ejecución se iniciará en 2025.

Además, en 2025 las ayudas al pago del IBI se incrementan hasta la cantidad de 1.700.000 euros, incluyendo en el paquete medidas para la política de vivienda con un incremento de 100.000 a 125.000 euros de las ayudas al alquiler, junto con otros 140000 euros para adquisición y rehabilitación de viviendas sociales, lo que permitirá la creación de nuevas viviendas sociales de titularidad municipal.

En el capítulo de Pimesa contempla las inversiones necesarias para la rehabilitación y reurbanización del barrio de Porfirio Pascual, con un importe superior a 8,7 millones de euros, con lo que supone esta actuación en el barrio de Carrús Este, tan deseada; y que a nivel personal estoy deseando ver, me encanta esa zona.

En fin, con todo esto se pueden extraer conclusiones: la primera de ellas es que quien gobierna decide en qué gasta; la segunda es que la política de inversiones es necesaria sin duda, porque mejorarán Elche. Números cantan.

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