Opinión | Tribuna
A mis estimados predecesores
Comienzo estas líneas confesándoles que me entristeció, de corazón, leer la tribuna que mis predecesores socialistas (salvo don Ramón) escribieron para exponer sus objeciones ante la reapertura del Paseo de Germanías con la conservación de la cruz. Me resultó curioso que aquellos que no fueron nunca capaces de derribar esa cruz (que jamás podrá ser otra cosa que un signo de paz, perdón y misericordia) sugirieran o exigieran que debía ser nuestro gobierno de PP y Vox quien la derribara. Qué cosas más extrañas. Me resultó llamativo que, como digo, aquellos que jamás removieron la cruz del Paseo, ahora compartan tribuna, no para proponer ideas o mejorar nuestra querida ciudad, sino para excusarse ante su ausencia en el acto de homenaje al primer alcalde de Elche en democracia en el contexto de la reforma del entorno.
Algunos dicen que aquí se podría aplicar aquel adagio latino que sostiene que excusatio non petita, acusatio manifiesta. Pero, miren, yo les digo a estos últimos al igual que a mis cuatro predecesores que ese no es el espíritu que nos movió a replantear la concepción de este espacio urbano con la conservación de la sobria cruz en su centro. En esa cruz y en ese homenaje al primer alcalde de nuestra democracia está condensado el mismo espíritu que determina nuestra labor de gobierno: gobernar para todos; gobernar desde el acuerdo que supuso la exitosa transición, que jamás pretendió derribar cruces sino apelar al abrazo, al perdón y al encuentro. Y sí, les confieso que me apena que Manuel, Diego, Alejandro y Carlos no lo hayan entendido… puesto que creo, en cambio, que Ramón sí lo comprendió. Y, es más, creo que ellos mismos lo entendieron así en sus respectivos mandatos.
Me contaban las hijas de don Vicente Quiles y, del mismo modo, las hijas de don Ramón Pastor que sus padres siempre se guardaron respeto y una exquisita consideración. Y si ellos lo hicieron, en aquel complejo contexto de 1979 con las primeras elecciones democráticas, ¿quién podría creer ahora que nosotros íbamos a romper con aquel abrazo de perdón y de esperanza? Sabrán ustedes que el padre de don Vicente Quiles fue asesinado, por orden de la República, en la Guerra Civil. Y que el propio don Ramón y su familia sufrieron la represión de la posguerra. Y se perdonaron. Y avanzaron. Y su legado permanece vivo en nuestras calles, en nuestros servicios, en nuestras infraestructuras y en nuestra propia forma de entender la vida.
Queridos Manolo, Diego, Alejandro y Carlos: Elche es la ciudad del abrazo, nunca de la discordia. Este paseo es la exaltación de todo lo que hemos construido estos casi cincuenta años de democracia, como lo ha sido siempre, con vosotros como alcaldes, y lo seguirá siendo. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia que hemos conocido estos días confirma lo que vosotros ya hicisteis: la cruz no se puede asociar a ningún régimen político. Y lo paradójico es que esta sentencia concluye de forma categórica que esa cruz sólo es un signo religioso gracias a vuestro trabajo y a vuestra decisión de hacer que permaneciera; labor que nosotros, con mucho gusto y convicción, continuamos.
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