Opinión | El mundo por dentro

Cincuenta años de libertad y democracia

Francisco Franco.

Francisco Franco. / INFORMACIÓN

No me gusta conmemorar el fallecimiento de nadie, ni siquiera de Franco. Tampoco me gustó en su día que algunos compañeros celebraran su muerte física, aunque su desaparición política fue un gran alivio para todos los demócratas. La conmemoración que plantea el Gobierno bajo el título «España en libertad. 50 años», no hace mención al aniversario del fallecimiento, por mucho que la derecha lo reproche al Gobierno. Justamente, si hay que poner una fecha del inicio de la Transición, es 1975. No solo por la muerte de Franco, sino por la creación de las plataformas de las fuerzas democráticas –Junta, Plataforma, y Platajunta– y las ingentes movilizaciones populares que siguieron en toda España. Lo que se conmemora, y me parece muy bien, son los 50 años de libertad, democracia y autonomías.

No me cabe duda que el recuerdo durante un año de la Transición tiene repercusiones políticas favorables a quienes la protagonizaron, e indeseables para los que todavía reivindican el franquismo, o tienen mala conciencia como herederos, aunque muchos de ellos la favorecieran desde dentro del sistema —Suárez, Torcuato Fernández Miranda, Juan Carlos I…—. Es una pena que los partidos democráticos de derechas no se sumen a esta conmemoración de cincuenta años de democracia y libertad. Y es una pena, porque pierden una ocasión de marcar distancias con aquellos partidos —Vox, por ejemplo— que reivindican la dictadura. «La Transición que se abrió en España a partir de 1975 rompió con casi dos siglos de declive relativo, inestabilidad política y conflictos fratricidas, moteados, entre medias, por algunos períodos de reforma y resurgimiento. Entre 1812 y 1975 en España hubo seis constituciones diferentes, siete pronunciamientos militares triunfantes, cuatro abdicaciones reales, dos dictaduras y cuatro guerras civiles». Este recuento histórico, del británico Michael Reid, da idea de la importancia que la Transición tiene en la historia de España. Podemos se equivoca al no participar en la celebración de los cincuenta años de democracia, al igual que también se equivocan algunos de los partidos nacionalistas, porque los gobiernos autonómicos se consiguieron en la Transición sin usar la violencia, aunque algunas fuerzas nacionalistas hayan tardado en comprenderlo. No en vano el lema más recurrido era: «Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía».

«A los cincuenta años del fallecimiento de la cabeza de un régimen corrupto hasta la médula, que el Gobierno promueva una serie de actos para acercar a las nuevas generaciones la reconstrucción de amplios aspectos de su tiranía es altamente loable. Si bien todavía quedan muchos aspectos por descubrir, es, sin embargo, lo suficiente para llevar a una parte de la eterna derecha española a escandalizarse». Las palabras son de Ángel Viñas el historiador que, entre otros trabajos, ha investigado sobre cómo el dictador amasó una gran fortuna, y desmitificó buena parte de su figura. Sánchez en 2018 declaró que quería crear una «comisión de la verdad» para acordar una visión del país de lo que ocurrió durante la Guerra Civil y la dictadura franquista; no lo hizo, pero podría empezar por reformar y abrir la Ley de Secretos Oficiales (1968) para que las nuevas generaciones conozcan documentalmente lo que fue la etapa dictatorial. En las escuelas e institutos no se estudia el siglo XX español y, sobre todo, no se estudia la Transición Democrática ni el papel que jugaron los movimientos sociales, tantos sindicales como vecinales y feministas, como mostraron Andrea Tappi y Javier Tébar en su estudio de la Universidad de Barcelona: «La transición española en las aulas. Historia y memoria en la enseñanza secundaria».

A la vista de los últimos acontecimientos internacionales y la que se ve venir desde el otro lado del Atlántico, la Unión Europea puede resquebrajarse con la ayuda de nuestros aliados trumpistas, y con ello la democracia, ya no les resulta necesaria para que los ricos sigan siendo más ricos y el Imperio siga siendo más grande aún. Si no se asustaron con los proyectos que les anuncié de Donald Trump, y que él ha hecho público oficialmente en la última rueda de prensa en Mar-a-Lago, prepárense para el Decreto Ley «poderoso» del primer día que prepara el presidente electo sobre: seguridad fronteriza, energía, extender sus recortes de impuestos de su primer mandato, eliminar los impuestos a las propinas y posiblemente sacar de la mesa el techo de la deuda. Y todo se compensará con aranceles bien generales o por sectores y para determinados países.

Ni la democracia, ni la Unión Europea se defienden solas.

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