Opinión | Sin aspereza

Cuando asoman las personas

Un helicóptero arroja agua sobre uno de los incendios que azotan Los Ángeles.

Un helicóptero arroja agua sobre uno de los incendios que azotan Los Ángeles.

Solo superado por Bob Hope, el presentador de los Óscar con nueve ediciones en su haber, Billy Cristal, ha sido uno de los vecinos de Los Ángeles azotado por ese drama que le ha tocado el mismo ventrílocuo que al grueso de los afectados en el desastre padecido aquí: «Janice y yo vivimos en nuestra casa desde 1979 donde se han criado los hijos y los nietos, hermosos recuerdos que no se pueden borrar». Impresiona lo suyo ver extenderse las llamas que bajan irremediablemente desde la cima formando una lengua que poco tiene que ver con la empleada por el actor en la conducción de los premios de la Academia por muy aviesa que fuese, que lo era.

Son aquellos barrios habitados por las estrellas del «show business» los que menos puedes esperar que padezcan una desgracia de este tipo. Y aunque es inevitable sufrir más por quienes menos recursos tienen, no puedes evitar recordar las fatiguitas que ya en la ficción Harry padeció cuando encontró a Sally, el buen rollo que el guion de Nora Ephron te dejó aquella tarde que estabas hundido en la miseria y el cuerpo que debe habérsele quedado al judío neoyorkino de 76 primaveras al que solo has conocido con una sonrisa en la cara salvo cuando, convertido en el psiquiatra Ben Sobel, Robert de Niro haciendo de Paul Vitti, temido capo, pretende que le arregle la azotea. ¡Uf! Qué mal rollo.

Residas en Santa Mónica o en Alfafar, formes partes de un elenco en Broadway o seas agricultor como los tuyos, al final asoman las personas. Esas a las que vino a buscar Feijóo aprovechando, setenta días después de lo ocurrido, para blanquear a su peón, que ya es blanquear. Curiosamente fueron las horas en que, junto al arranque de la conmemoración de los 50 años que ya hace, afloraron en Paiporta pozos y refugios salvadores de vidas en no pocas casas. Por la comitiva que supondrán debieron oírse voces mostrando el hartazgo por estar siempre ahí presentes las películas de la guerra civil, con el jefe de Mazón en un tris de cargar contra la memoria histórica. Pero, mira, se contuvo.

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