Opinión | Palabras gruesas

Desconcertados ante un mundo que se agrieta

Dana White, Donald Trump, Kid Rock y Elon Musk.

Dana White, Donald Trump, Kid Rock y Elon Musk. / Evan Vucci / AP

El instinto humano de supervivencia nos ha llevado a vivir, con aparente normalidad, aquellos períodos previos a los acontecimientos más importantes que han marcado nuestra historia reciente. Algo parecido sucede en estos momentos, en coincidencia con el comienzo de un año que representa, a todas luces, el inicio de una situación histórica nueva de la mano del avance de un gigantesco desorden global, en coincidencia con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en un segundo mandato del que estamos teniendo algunas pinceladas inquietantes en estos días.

Es cierto que las bases de este formidable desbarajuste se han desplegado en los últimos años en una secuencia de acontecimientos inquietantes que han facilitado que tres cuartas partes de la población mundial viva bajo regímenes autoritarios, con un avance de un autoritarismo neoimperialista que Trump y su entorno encarnan a la perfección, habiendo tomado forma de distintas maneras en numerosos países y acontecimientos. La invasión de Ucrania por Rusia y la posterior guerra desencadenada desde febrero de 2021, convertida en una auténtica carnicería a nuestras puertas, el ascenso del militarismo y la multiplicación de conflictos, la pasividad ante un cambio climático destructivo, el genocidio palestino por Israel junto al desmoronamiento del precario orden multilateral y el profundo cuestionamiento del papel de las Naciones Unidas son algunos de estos ingredientes que han hecho del mundo un lugar mucho más inestable e inseguro.

Al mismo tiempo, la progresiva pérdida de relevancia de una Europa que tiene a dos de sus principales fundadores, como son Alemania y Francia, atravesando profundas crisis económicas y políticas a las que no se vislumbra salida, junto al desconcierto ante buena parte de los conflictos que rodean las fronteras de la Unión Europea, sometida a un seguidismo económico y militar ciego a los intereses dictados por los Estados Unidos, como se ha visto con la guerra en Ucrania, han extendido la sensación de que la UE atraviesa una profunda crisis de identidad e inoperancia ante el gigantesco desorden global que atravesamos. Si a ello añadimos el avance de la extrema derecha en gobiernos de diferentes países que están cuestionando principios sociales y democráticos fundamentales del proyecto europeo, se entenderá la desorientación y hasta el desánimo que atraviesa la sociedad europea.

De manera que ni Europa ni el mundo están en el mejor momento para afrontar lo que nos viene, que en estos días ha presentado su tarjeta de visita de la manera más descarnada antes, incluso, de la toma de posesión de Trump en el nuevo Gobierno norteamericano. Así, de forma tan insólita como asalvajada, tanto Donald Trump como su lugarteniente, Elon Musk, han desplegado una agresiva estrategia de mensajes en redes sociales, difusión de bulos y mentiras, discursos y declaraciones incendiarias para desestabilizar el tablero mundial a lo largo y ancho de todo el planeta. A su vecina Canadá le reclaman que se integre como 51 estado de los EE UU para contribuir a crear una gran nación, mientras que han rescatado la oferta de comprar a Dinamarca la isla de Groenlandia para mejorar la seguridad norteamericana, llegando a amenazar con imponer elevados aranceles comerciales al gobierno danés si no accede a esta venta, sin descartar la amenaza militar para invadir el territorio. También reclaman el Canal de Panamá llegando a afirmar que utilizarían el ejército para hacer efectivo su control, al igual que han anunciado qué harán con México para destruir sus laboratorios de fentanilo y cambiar el nombre del Golfo de México para pasar a llamarlo Golfo de los Estados Unidos. A los países de la UE les han exigido que gasten como mínimo un 5 % de su RNB en defensa, reclamándoles que compren más gas estadounidense, avisando con desencadenar un infierno en Oriente Medio si Hamás no libera a los rehenes que tiene en su poder. Puro delirio.

Por si todo ello fuera poco, ese magnate ególatra y caprichoso llamado Elon Musk se ha atrevido a apoyar al partido nazi alemán, Alternativa por Alemania, de cara a las próximas elecciones de febrero en este país, mientras juega a desestabilizar nada más y nada menos que al gobierno de su país aliado, Reino Unido, mediante mentiras y falsedades difundidas a través de la red social de su propiedad, X (antigua Twitter), llegando incluso a reclamar la intervención del ejército estadounidense para desalojar al premier británico, Keir Starmer. Y para rematar este cuadro de horrores y barbaridades, el dueño de Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp, entre otros), Mark Zuckerberg, ha anunciado que dejarán de moderar y vigilar contenidos inadecuados o la extensión de bulos y falsedades en sus redes sociales, en línea con lo que ya hace Musk en X, algo que mediante la desinformación y mentiras ha facilitado la victoria de Trump.

Estamos, por tanto, asistiendo al despliegue de una narrativa intimidatoria de cara al futuro que pretende alimentar una cosmovisión autoritaria e imperialista, mediante un neoliberalismo filofascista utilizando amenazas e intimidaciones. Nos están diciendo que ya no hay límites políticos, éticos ni multilaterales para las apetencias estadounidenses en el nuevo orden mundial que quieren reformular a través de un feudalismo digital y de un liberalismo autoritario, donde la democracia y el Derecho Internacional son obstáculos. Y todo ello ante gobiernos débiles y desconcertados, de la mano de una nueva oligarquía de cibermagnates (Musk, Zuckerberg, Bezos, Howey, etc) propietarios del nuevo orden digital y comunicacional que están haciéndose, también, con el poder político.

Nunca Europa ha estado ante un desafío existencial tan gigantesco y peligroso.

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