Opinión | Tribuna

El desastre de «la Montañeta»

Así está la plaza de la Montañeta de Alicante.

Así está la plaza de la Montañeta de Alicante. / Héctor Fuentes

EL 21 de noviembre de 2023 INFORMACIÓN dedicó un amplio reportaje escrito y gráfico al lamentable aspecto de abandono ofrecido por la plaza de La Montañeta en Alicante. Y en estas mismas páginas el día 23 escribí: «Un estado de desidia vergonzoso desde que en 2009 se realizó la nueva urbanización de esta céntrica plaza era algo esperado. Porque pavimentar una plaza de gran tránsito con losetas de apenas un centímetro de grosor no podía sino dar el resultado que ahora lamentamos. Ni para un salón doméstico se hubiera utilizado una solería tan endeble, sin embargo el Ayuntamiento apostó por lo que era evidente iba a terminar como ha terminado: ofreciendo un aspecto de degradación límite, bochornosa, desagradable. ¿Qué técnicos redactaron el proyecto? ¿Qué funcionarios lo asumieron? ¿Qué munícipes le dieron el visto bueno? ¿A quién reclamamos por este gasto desperdiciado, por este dinero malogrado salido de los bolsillos ciudadanos? Una vez más, a pagar y a callar. Ya que, tras apenas tres lustros después, la ‘gran reforma’ de la plaza de La Montañeta nos aflige a quienes supimos desde el principio lo que iba a suceder, pero no teníamos voz ni voto para evitarlo».

Evidente, esta situación se ha agravado durante los meses transcurridos y así lo reconoce la redactora de INFORMACIÓN Paula Lizcano, al escribir el pasado día 3 un artículo titulado Una plaza de la Montañeta de Alicante «que se debe mejorar», en el que recogía diversos testimonios de quienes lamentaban el desastroso aspecto de esta céntrica plaza alicantina. Sobre la que el miércoles 29 de mayo del pasado 2024 escribí aquí: en esta «plaza se encuentran las principales sedes administrativas del Gobierno de España, como la Subdelegación del Gobierno, la sede provincial de la Agencia Tributaria o la delegación provincial del Ministerio de Justicia, también la parroquia de Nuestra Señora de Gracia, abierta al culto en 1951 para sustituir al desaparecido convento de San Francisco. En mayo de 1949, el edificio del Gobierno Civil, actual Subdelegación del Gobierno, fue inaugurado por el jefe del Estado, Francisco Franco, y a partir de entonces la plaza pasó a denominarse como «del Caudillo»... Y así continuó hasta que, llegada la democracia, recuperó su nombre primitivo: «La Montañeta». Entre 1970 y 1972 la plaza fue vaciada para crear un amplio estacionamiento público subterráneo, lo que la convierte en una opción conveniente para aquellos que prefieren dejar el coche en casa y disfrutar de un agradable paseo por sus alrededores, en los que la presencia de numerosos comercios, como joyerías, tiendas de ropa, zapaterías y también cafeterías y restaurantes, brinda a los visitantes una amplia gama de opciones para satisfacer todas sus necesidades y gustos. Porque la Plaza de la Montañeta es un lugar lleno de vida, punto de referencia ineludible en Alicante. Sin embargo, parece que al Ayuntamiento de Alicante poco o nada le interesa solucionar la desastrosa imagen ofrecida por tan céntrica plaza, seguramente porque considera que, como la plaza se urbanizó en 2009, todavía es pronto para volver a ocuparse de este lugar, tan importante y tan degradado ya, pues como dije la reforma peor no se pudo hacer.

Protesto, y lo hago apesadumbrado, porque nuestro Ayuntamiento y los políticos que lo gobiernan no paren de dar «palos de ciego» en nuestra queridísima ciudad de Alicante, con proyectos que nunca se realizan o, peor, que se terminan «de pena». Pues se anuncian a bombo y platillo, para después dejarlos olvidados por irrealizables o equivocados. Y, por mucho que se «propagandee», Alicante está pasando una mala época de degradación a simple vista de los ciudadanos que la recorremos a diario (suciedad a tope, aceras destrozadas, árboles secos a causa de podas exageradas, mientras que hay árboles que no se podan nunca, como testimonian las innumerables palmas secas de las palmeras de la avenida de Santa María Mazzarelo…) y un catálogo infame en el que no quiero insistir. ¿Soy pesimista? En mi vida cotidiana ¡nunca! En lo referente a mi ciudad ¡sí! Al compararla con otros núcleos urbanos que no voy a nombrar, pues las comparaciones son odiosas.

Ojalá que quienes dirigen la realidad alicantina sean capaces de mirar y ver sin deslumbrarse por equívocas propagandas. Ojalá que pronto se animen a resolver bien la necesaria mejora de la plaza de La Montañeta.

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