Opinión | Una mirada a mi ciudad

La destrucción y la reconstrucción de la ciudad

El aspecto que presenta en estos momentos el barrio Porfirio Pascual de Elche, que está a expensas del proyecto de regeneración urbana.

El aspecto que presenta en estos momentos el barrio Porfirio Pascual de Elche, que está a expensas del proyecto de regeneración urbana. / Áxel Álvarez

Toda ciudad se destruye a sí misma para volver a construir sobre lo devastado, en un proceso que no tiene fin. Este desarrollo circular ha sido comparado, por algún estudioso de la arquitectura, con aquel tapiz que Penélope -la fiel esposa de Odiseo- tejía durante el día para ser destejido durante la noche. Penélope había prometido elegir entre sus pretendientes y desposarse cuando terminara el tapiz; pero añoraba el regreso de Odiseo. Cuando regresó Odiseo viejo y cansado solo fue reconocido por su perro, pero, tensando su arco, tomó flechas y mató a todos los pretendientes. Solo entonces reanudó su vida conyugal con Penélope.

Las ciudades normalmente crecen, aunque a veces entran en decadencia y encogen, al fin algunas incluso desaparecen. A menudo, cuando una ciudad ha fijado unas murallas de cierre, se agranda por fuera de los límites que ella misma se marcó. De este modo, los barrios extramuros constituyen un principio que se repite a lo largo de múltiples ciudades europeas. Un tema importante para el urbanismo, que se produjo a lo largo del XIX, fue el derribo de las murallas y la realización de un anillo de bulevares en torno a la ciudad histórica. Tal vez el ejemplo más conocido sea la Ringstrasse de la ciudad de Viena. Como la suma de la muralla más el espacio polémico (prohibición de edificar a 500 metros de la muralla) disponía de un importante espesor, permitió la construcción de un anillo con una gran avenida, además de poder situar viviendas y algunas dotaciones necesarias para configurar la nueva ciudad liberal. Hay que decir que Viena había crecido tanto extramuros que la Ringstrasse pronto se convirtió en el centro de la ciudad.

La ruina y la obsolescencia constructiva jugarán en los próximos años un papel importante en el urbanismo. La ruina de la edificación en la ciudad tradicional tiene una fácil salida a través de la rehabilitación o la sustitución de la edificación que se encuentra en mal estado. Lo peor sucede con los barrios desarrollados al amparo de la visión urbanística del Movimiento Moderno. Estos polígonos residenciales fueron construidos unitariamente; a lo largo de un periodo de tiempo que se prolonga desde finales de los cincuenta hasta los años setenta del siglo pasado. De esta edificación conjunta deriva uno de los problemas más graves para estos barrios, pues sucede que cuando amenaza la ruina no es un edificio aislado que se puede sustituir, sino que acontece con cada uno de los elementos que componen el barrio.

Esto es lo que viene ocurriendo en un conjunto de barrios modernos de Elche que se situaron como un rosario alrededor del ensanche. También se produjo una actuación importante al inicio de la carretera de Santa Pola: el barrio de San Antón. Como hemos dicho, en los ensanches se puede actuar solar a solar, rehabilitando o sustituyendo la edificación; mientras que para este tipo de barrios se exige además una intervención urbanística que renueve la edificación y refuerce la urbanización. Una actuación importante en nuestra ciudad será la rehabilitación del barrio de Porfirio Pascual que cuenta con dieciocho bloques lineales para unas trescientas viviendas. La regeneración del barrio incluye aspectos que van desde la reurbanización del conjunto, hasta aspectos edificatorios que atañen a la seguridad estructural, mejoras de accesibilidad al instalar ascensores o mejoras de la eficiencia energética. Es un proyecto que no podemos más que alabar en espera de que por fin se acometa.

Quiero plantear que estas renovaciones podían efectuarse dentro de un plan que muestre el conjunto de la renovación urbana en nuestra ciudad. Este plan de renovación urbana podría actuar sobre los espacios privados y sobre los espacios públicos mejorando la habitabilidad y la sostenibilidad de nuestro caserío. Sería importante para la comprensión de las posibles actuaciones en materia de vivienda en nuestra ciudad la elaboración de este plan global de intervención. A través de él se podrán determinar las posibles actuaciones, bien sobre solares, mediante actuaciones aisladas, o bien por barrios, a través de actuaciones integradas.

Creo que sería interesante disponer de ese plan que señalara por grados los barrios necesitados de actuaciones y las posibles intervenciones en la ciudad. Con ello ayudaríamos al proceso de renovación urbana necesario en nuestra ciudad; con muchos edificios de los años sesenta construidos con rapidez y a los ojos actuales con graves deficiencias energéticas. Esperemos que las distintas administraciones aborden el problema de la vivienda por la gravedad que contiene y esta sería una buena manera de comenzar.

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