Opinión

Si no fuera por las mascotas…

A David, mi amigo, para que el duelo por la muerte de sus dos mascotas le sea leve

Si no fuera por las mascotas…

Si no fuera por las mascotas… / STOCK

Si no fuera por las mascotas... para muchas personas las mascotas no son como parte de la familia, son la misma familia. Es cruel no permitir que en las residencias de mayores los ancianos vivan acompañados por ellas, doloroso para ellos y también para las mascotas, los animales tienen... sentimientos. No se suele valorar cómo repercute esta separación en la salud de los mayores, y en las mascotas, la simbiosis que se establece entre ellos es indescriptible. Mayores en las residencias pero sin la compañía de sus mascotas. Muchos mayores, cuando vivían en sus casas, disfrutaban de la inestimable compañía de estas “personas no humanas”.

Muchos de ellos reciben pocas visitas de familiares y amigos, estos animales juegan un gran papel, es el mayor contacto con su vida anterior. Con los animales generalmente se habla, son acariciados, se les da de comer, ya hay inclusive cementerios para animales. Las mascotas resultan muy beneficiosas para todas las edades, una mujer o un hombre regresan agotados del trabajo y son recibidos con alegría, muchos infartos se evitan. Esa relación tan íntima bruscamente se rompe cuando el mayor tiene que ingresar en la institución que se convierte supuestamente en su hogar. Es un dolor que les afecta psicológicamente y también a su salud, ya de por sí generalmente frágil. Cambiar de casa, donde se han vivido tantos años, alejarse de la familia y amigos, si es que se tenía familia y amigos; a cierta edad las ausencias son más numerosas que las presencias. Durante la primera etapa de la pandemia muchos ancianos y ancianas murieron solos en una habitación con la puerta cerrada, personas a las que se les negó la posibilidad de ser trasladadas a un hospital, se les condenó a morir sin ninguna duda. Les hubiera gustado tanto morir acompañados por sus mascotas. Según la Organización Mundial de la Salud, España necesita mil residencias más, unas 75.000 plazas y que sean accesibles económicamente.

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