Opinión
Un mandato con retos utópicos
Tras cerrarse oficialmente el plazo de presentación de candidaturas, se ha certificado que, esta vez, no habrá pugna socialista en la provincia: Rubén Alfaro sustituirá a Alejandro Soler, y tiene deberes por delante

El alcalde de Elda y candidato a la dirección provincial del PSOE, Rubén Alfaro
Aunque parezca mentira, Alicante se ha convertido en un ejemplo para el socialismo valenciano. Al menos, en cuanto a paz interna. Imaginen cómo está el resto. En plena guerra sin cuartel en Valencia por el control interno de la provincia, con el aparato encabezado por Diana Morant yendo contra el actual secretario provincial, y en una menos esperada batalla en Castellón, donde se ha descolgado una aspirante de última hora frente a la candidatura continuista, Alicante ya conoce al que será su próximo secretario general, Rubén Alfaro.
Lo sabe, realmente, desde que Alejandro Soler le ungió públicamente como su sucesor, aunque se quedará para controlarlo de cerca, en calidad de presidente. Un relevo que desveló este diario en la previa del Congreso del PSPV del pasado fin de semana, en el que ambos dejaron sus responsabilidades en la dirección ante sus nuevos desafíos: el de Elda, en la provincia; el de Elche, en Ferraz.
Este sábado, al cerrarse oficialmente el plazo de presentación de candidaturas, se ha certificado que, esta vez, no habrá pugna socialista en la provincia, como sí sucedió hace ahora tres años, cuando el candidato de Ximo Puig, entonces secretario general de los socialistas valencianos y jefe del Consell, perdió frente a Alejandro Soler, con mayor capacidad para mover hilos, para repartir cargos y alimentar estómagos agradecidos, que para liderar una alternativa de gobierno, sea al nivel que sea.
Alfaro, con un talante que nada tiene que ver al del ilicitano, cuenta con un importante reto por delante. Lo que dice parece interesante, solo falta que lo lleve a la práctica. Que pueda, que le dejen. Tiene claro, como admite en la entrevista que este domingo publica este diario, que es momento de que los socialistas alicantinos dejen de dedicar tantas energías a la vida orgánica y salgan a la calle. Falta les hace si de verdad quieren construir una alternativa política real, que no solo pivote en torno a Sánchez y a Mazón.
El presidente del Gobierno y líder de los socialistas ya advirtió a los suyos en el Congreso del PSPV que deben elegir a los «mejores», palabras textuales, para ser alternativa y así aspirar a recuperar poder en ayuntamientos y en comunidades, tras el varapalo de 2023.
En la provincia el reto no es menor, y las elecciones, aunque no lo parezcan, están ya a la vuelta de la esquina. En Alicante, la capital y la localidad más poblada, gobierna el PP. Igual que en Elche. O en Torrevieja, Orihuela y Benidorm. Y, por extensión, en la Diputación, donde el ejecutivo está desaparecido, al igual que la oposición. En el cinturón metropolitano de L’Alacantí, también manda el PP en los cinco principales municipios. Un drama para un partido, como el PSOE, nacido para liderar gobiernos y que ahora se consume en la penumbra.
Mucho trabajo para Alfaro, pese a su carácter, experiencia, imagen y discurso. Y eso sin centrar el foco en la ciudad de Alicante, donde recuperar la cordura suena a utopía, aunque eso no les suena extraño.
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