No se ría de los estafados

Ay, qué risa pasan algunas personas con esta pobre gente que se cree el timo de que la princesa Leonor te puede ayudar dándote un dineral, pero antes tienes que enviarle una minucia para el abogado. Las princesas (falsas) son así: tienen una fortuna para socorrer a los pobres, pero detestan pagarle 120 euros a un abogado. Es la monda la ignorancia sobre las princesas de la madre patria que tienen estos necesitados.

¡Y qué me dice de la mujer sola, mayor y provinciana que enamora a distancia al bello actor Brad Pitt, quien dejaría a su novia Inés de Ramón por ella como dejó a Jeniffer Aniston por Angelina Jolie. El (falso) galán de Hollywood dejaría todo si ella le dice ven, pero tiene un problema con la producción de su próxima película y necesita dinero. Los taquillazos de Hollywood se pagan con ahorros de mujeres solas y mayores de provincias de España, ese país emergente. La soledad.

Muchos reidores tienen que estar entre los que confían en que los milmillonarios van a mejorar el mundo sin regulaciones para sus empresas o con las reglas que dicten desde sus gobiernos. El país más poderoso de Occidente está presidido por un multimillonario en deudas a quien ayuda el hombre más rico del mundo. No hay que reírse de los estafados, como la mujer que votó a Donald Trump y lamenta que, por una de las primera órdenes gubernamentales, ha deportado a México a su padre, octogenario.

Hemos visto la ignorancia y la soledad como materias para la estafa económica. ¿Cuál es la materia de la del voto? El cofundador de Microsoft Bill Gates argumenta que «como multimillonario, los demás te confieren enormes poderes» porque, como tienes éxito en una esfera «creen que eres bueno en muchas cosas en las que no lo eres».

Fijarse más en la atención de los de arriba ayudaría. Vemos a la princesa Leonor atenta a la foto en la que limpia con estropajo el buque escuela, a Brad Pitt en la alfombra roja con una joven bella y cosmopolita, y vemos por doquier a Elon Musk expresando quién y cómo es sin fijarse en nadie más.  

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