Opinión | El teleadicto

Réquiem fester

El Teatro Calderón, en una imagen de archivo

El Teatro Calderón, en una imagen de archivo / Juani Ruz

La programación del fin de semana no pudo comenzar mejor. Los conciertos de la 2 acogieron el estreno del Réquiem fester desde el Teatre Calderón de Alcoi. Una muestra de música sinfónica escrita expresamente para la fiesta. La pieza (precedida de la Obertura 1812 de Tchaikovsky) sonó a gloria en los albores del último sábado de febrero. No en vano, según explicaron sus autores, Vicent Sanoguera y Jordi Grau, este réquiem tiene más sabor a exaltación, aromas y olores al domingo de Resurrección (día de Gloria festera en aquella amada tierra) que a cualquier tipo de connotación fúnebre de otras piezas homónimas.

La emisión del concierto fue complementada por un documental hablado en un correctísimo valenciano en el que se explicaron los rasgos generales de la música festera alcoyana y sus hitos más destacados desde aquel lejano Mahomet.

Alcoy volvió a poner una pica en Flandes y logró llevar a los territorios de la música culta aquella un subapartado que lo lleva mereciendo desde hace décadas, y de la que han nacido melodías inolvidables y sentidas por todos.

No puedo olvidar que el 25 de febrero de 2025 se celebra el quinto centenario de la concesión del título de ciudad a la que me vio nacer, Villena, tan infrarrepresentada en tantos órdenes de nuestra sociedad. Por ello, hablando de música, es inevitable hablar del icónico pasodoble La Entrada, que Quintín Esquembre dedicó ex profeso para este desfile hace más de un siglo (momento en que, según está documentado, ya se celebraba este acto como mínimo desde cincuenta años atrás) hasta el inmenso caudal de música festera compuesta por Manuel Carrascosa o Gaspar Ángel Tortosa y tantos otros. Ojalá algún día también podamos escucharlos en la televisión pública desde el Teatro Chapí.

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