Opinión | Análisis
Mazón se hace fuerte normalizando el discurso ultra
Vox marca la línea de actuación en la Comunidad Valenciana ante la debilidad (externa e interna) de Mazón

Camarero, Mazón y Merino, esta mañana / Efe/Manuel Bruque
La primera ley de la termodinámica política es el tiempo. La casualidad es una excepción. Así que el primer punto de atención ante la declaración de esta mañana del president de la Generalitat hay que ponerlo en el contexto. Se produce tras dos semanas difíciles en las que los pronunciamientos de la jueza encargada de investigar la riada del 29 de octubre han ido depreciando el relato defensivo y exculpatorio de Carlos Mazón, un editorial del diario ABC que lo señalaba directamente (“Mazón debe irse”) y una rebaja de la confianza de la dirección del PP (su partido) que vinculaba su futuro a la causa judicial.
Así que la primera clave de la declaración es un mandatario que se hace fuerte en un momento especialmente delicado. Se hace fuerte y planta cara. Es el mensaje interno que lanza: jugará hasta la última bala para resistir. Y juega fuerte. Como en el inicio de la legislatura, cuando fue el primer barón del PP en cerrar un acuerdo con Vox, ahora vuelve a asentar las bases de lo que venga sobre ese pilar. Incluso ha hablado de un acuerdo para lo que queda de legislatura, más allá de los presupuestos de 2025.
Sucede que todo es muy diferente a 2023 tras la peor catástrofe natural en la Comunidad Valenciana, con 228 muertes. Que el partido radical era determinante en este mandato se sabía desde la aritmética resultante de las últimas elecciones. Tras el 29 de octubre, con un presidente y un Consell en el punto de mira por la gestión de ese día, era evidente que el poder de los ultras iba a ser mayor ante la ruptura de puentes con el resto de partidos. El resultado lo vemos hoy, y con una relevancia más que notable: Vox marca la línea de actuación en la Comunidad Valenciana ante la debilidad (externa e interna) de Mazón.
Las líneas políticas generales del discurso de esta mañana del president han sido una asunción acrítica de los planteamientos de la ultraderecha europea y el trumpismo internacional: negacionismo climático, expulsión (y señalamiento social) de los inmigrantes sin papeles, foco en el campo y el sector primario, y demonización del adversario, en este caso representado en Pedro Sánchez, rostro de todas las iniquidades posibles, según el esquema de pensamiento del populismo radical conservador. Este ideario pasa a ser no ya el de gobierno, sino ‘normal’. Peligrosamente normal.
El ideario de los ultras pasa a ser no ya el del gobierno valenciano, sino normal. Peligrosamente normal
La cuestión es si los ciudadanos de la Comunidad Valenciana votaron por un programa de esta naturaleza. La cuestión es si el PP de la Comunidad Valenciana asume un marco de actuación de matriz radical (la comparecencia hoy al lado de Susana Camarero, Juanfran Pérez Llorca y Ruth Merino tiene una lectura también en esa línea). La cuestión es si el PP nacional (Génova y Alberto Núñez Feijóo), más allá de declaraciones de urgencia, puede tolerar una acción política propia distanciada de la que propugna en Europa y de la que le enfrenta a Santiago Abascal en España. La cuestión es si Mazón, además de buscar salvarse, puede estar anticipando un espacio de conexión entre la derecha tradicional y la ultraderecha en España, que la separe de lo que sucede en las potencias de Europa.
La cuestión es si Mazón, además de buscar salvarse, puede estar anticipando un espacio de conexión entre la derecha tradicional y la ultraderecha en España
Por otra parte, no se puede dejar de subrayar la perversión del discurso climático asumido por Mazón. Ya está dicho que en el pasado reciente se erró en la primordial protección de las personas al retrasar obras en los barrancos ahora desbordados, pero mucha de esa razón no fue por “dogmatismo climático” (que también hubo en la última etapa, la del Botànic), sino por recortes en tiempos de estrechez y crisis financiera. No obstante, ignorar los efectos del desarrollo descontrolado sobre el clima y utilizar los resultados de los fenómenos extremos que son consecuencia de ese cambio climático y calentamiento global, como la ciencia ha contrastado, para propugnar ahora políticas que ponen en sordina la protección del medioambiente es un peligroso triple salto mortal en las verdades alternativas y el uso maniqueo de la política.
De igual manera, todo el tiempo dedicado hoy por Mazón al campo y la agricultura, sector importante, pero que es algo menos del 10 % del PIB y del 12 % del empleo, muestra una Comunidad Valenciana incompleta, que no es la de hoy, ni mucho menos la del futuro, que debe encontrar su lugar en espacios de innovación y alto desarrollo tecnológico. Pero es aquella Comunidad Valenciana que Vox ha situado como su referente prioritario.
Mazón ha dado hoy un paso al frente para intentar dar un giro a los acontecimientos de la legislatura. El movimiento ante la ola que le venía encima es fuerte, de los que generan consecuencias. Sin embargo, el marco general de la situación política en la Comunidad Valenciana va a continuar a expensas de lo que marquen los tribunales. Mazón ha actuado con fuerza hoy, pero puede estar seguro de que Abascal y Feijóo (Bambú y Génova) van a continuar manteniendo una puerta abierta y, si hay revelaciones judiciales (las que tanto hablan desde Madrid), no tendrán duda en actuar, a pesar de los acuerdos valencianos.
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