Treinta años de ausencia presente

El próximo sábado 12 de abril el Sindicat de Treballadores i Treballadors del País Valencià (STEPV) celebrará su Consell Nacional en Aspe. Este acto forma parte de la normalidad de la organización, pero hay un dato que le da un carácter específico: en él recordaremos a Melchor Botella Martínez, un maestro que dejó una huella imborrable, y no sólo en nuestra organización.

El pasado mes de agosto hizo treinta años de su fallecimiento prematuro con no más de cuarenta años. Nos dejó en un viaje por las tierras de Bolivia donde compaginaba vacaciones y compromiso, fue un duro golpe para muchas personas, especialmente su familia y sus amistades más próximas, pero también para quienes compartimos con él un camino lleno de compromiso y voluntad para construir un proyecto de Escuela Pública Popular y Valenciana que fuese a la vez vanguardia y consecuencia de una sociedad más libre y democrática.

Su trabajo y compromiso fueron reconocidos en su día por el Ayuntamiento de Elche, que le dedicó una calle, en la zona norte de Carrús, no una cualquiera, sino una que fue testigo de tantas y tantas demostraciones y acciones en los años ochenta cuando trabajábamos en el colegio Festa d’Elx, auténtica referencia de la vanguardia educativa en Elche.

Buscando su referencia en la memoria digital de Elx, encuentro la aportación a ésta del profesor Ors Montenegro que dice así:

«Melchor Botella Martínez (1954-1994). Maestro y sindicalista, fue sin duda la persona más relevante en Elche del Movimiento de Renovación Pedagógica de la Escuela Pública desde el final del Franquismo hasta su muerte. Fue profesor del colegio público Festa d’Elx, dirigente del Sindicat de Treballadors de l’Ensenyament y uno de los impulsores de la Escuela d’Estiu. Formó parte del Consejo Escolar del Estado».

Todo esto es cierto, pero explica poco para quienes compartimos con él una etapa en que todo estaba por hacer, faltaban medios pero sobraba entusiasmo. Melchor siempre estuvo ahí, nunca le arredraron las dificultades ni escatimó un esfuerzo ni su compromiso, durante la década de los ochenta y los primeros noventa se construyó un modelo educativo nuevo, no jerarquizado, participativo, con la presencia de las familias comprometidas con el colegio, los materiales escolares estaban socializados y organizados de forma cooperativa, las decisiones se tomaban democráticamente, se luchaba y se conseguían mejoras para el centro, pero también para el barrio. El asfaltado y la urbanización de lo que hoy es la calle Melchor Botella, se realizó después de múltiples movilizaciones de la comunidad educativa. La lucha diaria por mejoras, la sustitución del profesorado de baja, las celebraciones del día de la paz y los primeros carnavales escolares partían de decisiones asamblearias y de muchas horas de trabajo y compromiso.

En esa época se constituyó el Consejo Escolar Municipal de Elche, mucho antes de que la participación fuese institucionalizada y regulada.

Se pusieron en marcha las Escolas d’Estiu auspiciadas por los Movimients de Renovació Pedagógica, donde el profesorado se autoformaba en sus periodos vacacionales.

El compromiso llevó a Melchor a Madrid a trabajar en la construcción de la Confederación de STEs y a participar en las negociaciones con el Ministerio de Educación.

Dónde fue recogió el aprecio y el respeto de compañeros, amigos y adversarios en la dialéctica cotidiana.

Su legado es inmenso, honoríficamente l’Escola de Formació de la Intersindical Valenciana lleva su nombre, pero su legado intangible va mucho más allá, el STEPV lleva representando de forma mayoritaria al profesorado valenciano cuarenta años, no hubiese sido posible sin él, quienes compartimos una parte del camino con Melchor lo hemos tenido presente siempre. El sábado le recordaremos y le haremos una ofrenda en el cementerio de Aspe, su ciudad natal. Sabemos que no está, pero también sabemos a lo que nos compromete su memoria, como organización, como enseñantes y como ciudadanos.

Ahora que el futuro es incierto, ahora que a veces nos sentimos en un bucle que nos devuelve a tiempos e ideas que creíamos superadas, tal vez es tiempo de recordar que hubo y habrá tiempos duros, pero también hombres y mujeres comprometidos con la construcción de una sociedad mejor, buena gente que camina como Melchor.

Hasta siempre compañero.