Opinión | Sin aspereza

La perra del monarca

El rey Juan Carlos y Miguel Ángel Revilla, en una imagen de archivo.

El rey Juan Carlos y Miguel Ángel Revilla, en una imagen de archivo.

Dentro de la perra que le ha entrado al monarca desertor con lo de emprender acciones judiciales, algún que otro de la caterva de contertulios, que se las da de tener confidentes entre su círculo más cercano, asegura que el ínclito anda a la caza y captura de notoriedad ante el temor de pasar desapercibido y no querer caer en un agujero negro porque se siente más solo que la una. Y qué esperaba, ¿que la vicepresidenta y ministra de Hacienda reúna allí a su equipo para modificar el presupuesto de Defensa con una partida de más de 2.000 millones proponiendo de paso nuevas medidas fiscales y tratar el paquete completo con su majestad? Dado el expediente que atesora, como en el desierto en ningún sitio.

Los diablillos estos de los platós no es que ofrezcan ninguna garantía, pero igual hasta llevan razón porque efectivamente está en campaña a saber de qué. Ahora se le ha visto junto a los Fórmula 1. Durante su vida anterior se dejaba caer -es un decir- por Montmeló y en la actual se ha acercado hasta Baréin. Allí ha departido entre otros con Fernando Alonso que se quedó en el décimo sexto puesto, sin puntuar, y quejándose de que era «como si el coche se estuviera muriendo». Vaya carrerón que llevan el uno y el otro. También en las apariciones postreras de Nadal por aquellos parajes se presentaba en la pista y se especula con que a finales de mes venga a su Sanxenxo querido con tal ya saben de asistir a unas regatas. Es tan deportivo...

Según Iñaki Gabilondo, que sí que es una gloria como Dios manda, «la sociedad está empezando a entender, como nunca antes, lo importante que es el periodismo en defensa propia» y disponer de «elementos que aportan material informativo potable» en contraposición a lo que trasladan las pseudovoces. Ocurre que con la hoja de ruta del hijo de doña Mercedes estas últimas se bastan y se sobran y puede que sí, que lo que busque significándose así sea lograr algo de vidilla. Como Bosé que, tras siglos perdido para la causa, en verano inicia gira. Otro que es un rey.

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