Opinión | Tribuna

Crevillent y su Viernes Santo

Durante la jornada principal de la Semana Santa crevillentina se pueden presenciar las escenas más representativas de la Pasión, por la mañana, y por la noche lo sucedido en el Calvario con la Muerte de Cristo

El Abrazo de la Morquera es el momento central del Viernes Santo en Crevillent.  Nazareno y Dolorosa, ambos de Benlliure, durante el acto.

El Abrazo de la Morquera es el momento central del Viernes Santo en Crevillent. Nazareno y Dolorosa, ambos de Benlliure, durante el acto. / INFORMACIÓN

A estas alturas hablar sobre la Semana Santa de Crevillent me resulta un tanto difícil puesto que prácticamente ya se han abordado todos los aspectos más característicos que la hacen peculiar y a su vez distinta de cualquier otra.

No cabe la menor duda de que lo que se representa durante la Semana Santa en todas las ciudades es lo mismo: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, pero también es cierto que la riqueza de esta celebración estriba en las formas de llevarla a cabo, cada cual, con sus propias costumbres, sin que unas sean mejores que otras pues para los habitantes de cada población su Semana Santa es, sin duda, la mejor del mundo.

Eso nos ocurre en Crevillent: hemos heredado de nuestros mayores una celebración cargada de particularidades que, en algunos casos, son únicas en nuestro entorno.

Siempre hemos comentado que nuestra Semana Santa tiene una parte que se asemeja a la que se celebra en el sur de España (Miércoles y Viernes Santo por la mañana) y otra parte que es más propia de la zona de Castilla (Viernes y Sábado Santo por la noche) pero, sin temor a caer en error, la gran suerte que tenemos los crevillentinos y cuantos deseen conocer nuestra celebración es que durante la jornada de Viernes Santo pueden presenciar las escenas más representativas de la Pasión de Cristo por la mañana y por la noche las secuencias de lo sucedido en el Calvario con la muerte de Cristo.

Una festividad que, según comentó el pregonero de la Semana Santa 2025, el periodista José Ángel Ponsoda, «comenzó en el hogar familiar», como dijo, «el primer propietario moral, material, espiritual e histórico de la Semana Santa de Crevillent es su mismo pueblo».

Por eso los miembros de la generación actual estamos obligados a proteger lo que hemos recibido de nuestros mayores, preservar dicho legado y proyectarlo hacia el futuro manteniendo bien alto el blasón de la Semana Santa crevillentina. De ahí que se optara por conseguir los reconocimientos oficiales que dispone nuestra celebración: primero como fiesta de Interés Turístico Nacional en 1992 y años más tarde, en 2011, como fiesta de Interés Turístico Internacional. Reconocimientos que han sido conseguidos principalmente por esos aspectos diferenciadores propios que posee nuestra celebración en cuanto a imaginería, costumbres, gastronomía, cultura, arte, religiosidad, lo que sin duda, y volviendo a las palabras del pregonero 2025, «participamos a la dignificación y difusión de la riqueza de esta tierra, velamos por enaltecer nuestra fe, pero también la historia, la lengua, la gastronomía, el patrimonio artístico y la herencia musical que nos hace poseedores de una Semana Santa especial, mediterránea, única».

Ante estas afirmaciones, ¿qué necesidad existe para intentar incorporar elementos ajenos a nuestra forma de representar la Semana Santa? En Crevillent se dispone de todo cuanto se precisa para convertirse en un motor importante en el desarrollo de la población, puesto que en ella caben todas las sensibilidades.

Una prueba evidente de lo que se viene comentando lo constituye la revista «Crevillente Semana Santa» que el presente año cumple su primer centenario, lo que la hace la segunda más antigua en su género de toda España. Publicación que, dirigida por el periodista Vicente López Deltell, ha conseguido reunir a un impresionante elenco de escritores y periodistas que han dejado sus colaboraciones plasmadas en la publicación que, por primera vez, se ha tenido que confeccionar en dos tomos debido al elevado número de colaboraciones recibidas de toda la geografía española.

Revista que iniciada por los industriales crevillentinos Manuel Mas Galvañ como editor y Anselmo Mas Espinosa como director del primer ejemplar de 1925, hasta la fecha ha estado enriquecida con un total de 7.276 artículos escritos por 1.453 colaboradores que lo han sido desde el premio Nobel de literatura Jacinto Benavente a escritores de la talla de José María Pemán, los hermanos Álvarez Quintero o poetas como Rafael Duyos, Carmen de la Torre, Luis Gallardo, Javier de Burgos, sin olvidar a los numerosos colaboradores de la localidad como el propio Anselmo Mas Espinosa, Vicente Mas Ontenient, su hija Pilar Mas Candela, Ricardo Tejada o José Candela Adsuar, por citar algunos.

Una revista que en el año de su centenario ha sabido adecuarse a los tiempos actuales y por primera vez desde su nacimiento ha utilizado en su confección los recursos que ofrece la tan traída inteligencia artificial, lo que abre un abanico interminable de posibilidades a la hora de facilitar su confección.

El hecho de preservar y proteger nuestras propias peculiaridades en la celebración de la Semana Santa no quiere decir que sea una Semana Santa inmovilista puesto que nuestra fiesta, según nos recordaba José Ángel Ponsoda en su pregón, «está viva, en constante evolución, sin abandonar las raíces que la fundamentan».

Resulta de vital importancia para conseguir que la Semana Santa llegue a todos los rincones utilizar los medios que la constante evolución pone a nuestro alcance. En una sociedad completamente globalizada, no se trata exclusivamente de invertir dinero para conseguir algún logro, sino de desarrollar el ingenio y utilizar todos los resortes que las nuevas tecnologías brindan para desarrollar proyectos y llegar a todas las partes del mundo por medio de una buena utilización de las redes sociales y disponer de una web en permanente actualización que sirve como espejo de toda la labor que se realiza. Hoy en día, con solo disponer de un terminal telefónico, se puede llegar a cualquier parte del planeta para promocionar cualquier celebración como la Semana Santa.

Finalizo con una invitación para que vengáis a conocer nuestra Semana Santa, nuestra Pasión, una fiesta grande, reconocida con carácter internacional (únicamente hay dos en toda la Comunidad Valenciana) y que satisface los cinco sentidos. Especialmente nuestro Viernes Santo.

Concluyo como lo hizo el pregonero de la Semana Santa 2025 a quien tanto he aludido en este escrito por la lección de crevillentinismo que nos ofreció en su discurso: «De Crevillent a la Gloria».

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