Opinión | Esto no es un cuaderno
Vía crucis en Calendura

El barrio de San Antón, en una imagen de la pasada semana. / Matías Segarra
«Todo tiene una moraleja,
solo falta saber encontrarla».
- Alicia en el país de las maravillas (1865),
novela de Lewis Carroll
Hemos pasado la semana de pasión con recogimiento y fervor pero también entusiasmo y jolgorio entre quienes han podido disfrutar de unos días de asueto e incluso de viaje a diversos confines huyendo precisamente de tanto recogimiento y fervor. O buscándolos en otros lares procesionales, que de todo hay. Son fechas de sentimientos encontrados y cada cual las vive como considera oportuno. Afortunadamente atrás quedaron los años en que cualquier atisbo de alegría o manifestación festiva en esos días quedaba prohibida o cuanto menos mal vista por la autoridad competente y la beatería imperante. ¿O no?
Las procesiones ilicitanas se han sucedido con notable éxito, algunas interrumpidas, retrasadas o acortadas por la inevitable lluvia pascual, pero con destacada presencia del alcalde, Pablo Ruz, y de los concejales del equipo de gobierno PP-Vox, cumpliendo la estricta etiqueta de vestimenta y decoro que ya se estrenó el año pasado. Los ediles socialistas (la compromisaria Esther Díez sigue de baja maternal) han tenido que hacer una sesión previa a las celebraciones para ponerse al día sobre el código de colores, largos de faldas y mantillas, tamaño de las peinetas y demás preceptos procesionales, que ya tenían completamente olvidados. Y es que han estado absortos estos doce meses en su labor de oposición implacable y búsqueda incansable de facturas troceadas e incluso descuartizadas (administrativamente) por el tándem gobernante, así como con el desvío presupuestario del gastaoret alcalde y su lugarteniente del erario público, Francisco Soler. Una labor titánica, sin duda. Si no épica.
El president Carlos Mazón apareció de incógnito en un taller de palma blanca en los días anteriores al Domingo de Ramos para conocer el trabajo de los artesanos. En esta ocasión no quiso recorrer los puestos de venta de la Plaça de Baix por lo que pudiera pasar, que la palma lisa puede convertirse en un arma arrojadiza o percutora en según qué circunstancias y manos. Tan de incógnito iba el molt honorable en su visita al taller que al principio llegó a confundirse con una palma rizada apoyada en un rincón.
Resulta que cuando una de las mañosas artesanas que realizan el trenzado cogió el ramo para añadirle algunas filigranas que le faltaban, quedó en shock al escuchar: «¡Xé, que soy el president de incógnito!». Ante lo cual dejó caer la palma y Mazón no tuvo más remedido que salir de entre las figuras de Jesús en la burreta y varios adornos más relativos a asuntos pascuales. «Es que está de incógnito para que no le protesten», explicó el alcalde, por si no había quedado claro. No se enteró ni la prensa y Ruz por casualidad, porque había acudido en ese momento a comprarle una palma a un sobrino.
En vista de la capacidad de Mazón para transmutarse y mimetizarse con el entorno, tipo Mortadelo, hay quien se ha pasado la Semana Santa escudriñando cada paso procesional y sus cofrades por si al final hubiera decidido salir de tapadillo en alguna procesión. Los rumores corrieron como la pólvora mojada y las redes sociales echaron cantidad de CO2 con supuestos avistamientos del president. Que si iba de capurucho en tal cofradía, que si era un tamborilero de tal otra, o quizás uno de los que arrastraba una cruz penitencial. Incluso hubo quien creyó haber escuchado su penitencial respiración entrecortada entre los costaleros que marchaban bajo un pesado trono. Versiones más extremas apuntaban a que en realidad era el Ecce Homo, por la expresión facial y la composición de la escena. Ninguno de estos rumores quedó confirmado (del todo) ni por la Policía Local ni por la Junta Mayor.
Al alcalde se le ha visto más fervoroso e introspectivo en los actos pasionales, pero es que la procesión, además de por fuera la llevaba también por dentro. Si la Semana Santa del año pasado tuvo que bregar con el supuesto episodio concupiscente de un presunto intento de ayuntamiento carnal bajo en lugar santificado a cargo de uno de sus más directos colaboradores en el Gobierno local, en esta ocasión el asunto que ha ensombrecido la celebración pasional ha sido de mayor gravedad.
Nada menos que el desalojo y realojo de los 159 vecinos de uno de los desvencijados bloques del barrio de San Antón, por el serio riesgo de colapso. Algo muy serio. Hubo incluso un pleno extraordinario (no podía faltar, aunque con una simple declaración unitaria de todas las fuerzas quizás habría bastado) para pedir coordinación y rapidez en las actuaciones a las distintas administraciones involucradas en el plan de reforma del barrio (Generalitat y ministerio, además del propio Ayuntamiento a través de la empresa municipal Pimesa).
Pablo Ruz ha reaccionado rápido, como cabía esperar, y ya ha hecho venir varias veces al responsable autonómico de Vivienda, Sebastián Fernández, quien, algo descolocado al principio, no tuvo otra ocurrencia que echar mano del manual de supervivencia del PP en caso de desgracia o calamidad sobrevenida: la culpa es del Gobierno de Pedro Sánchez (y lo repitió dos días seguidos, por si no había quedado claro).
Desde Madrid se le contestó rápidamente que, por si no lo sabía el secretario autonómico, es la Generalitat la que tiene que pedirle al ministerio reactivar el mortecino plan de renovación urbana del barrio. El propio director general ministerial del asunto, Javier Martín, confirmó eso mismo cuando, tras el apurado llamamiento del alcalde, vino a la reunión de las tres administraciones. Mazón anunció que ponía dos millones sobre la mesa y el ministerio respondió: lo veo y lo doblo (cuando toque).
Sin duda esta es ya el problema de mayor enjundia para Ruz y su equipo de gobierno en lo que va de mandato. Son esos asuntos imprevistos que no figuran en el programa ni en el pacto de Valverde entre PP y Vox, pero cuya resolución definirán la capacidad de Ruz como gestor municipal. Como tuvo que demostrar su antecesor, el socialista Carlos González, cuando le tocó bregar con la inesperada y letal pandemia del covid durante casi dos años.
Confiemos en el buen tino del alcalde y en su diligente proceder, por el bien de las 59 familias arrancadas de sus hogares en plena noche. Y confiemos también que este grave episodio ponga de nuevo en sintonía a las administraciones para seguir acometiendo el programa de regeneración urbana de San Antón, antes de tener que proceder a nuevos desalojos. Lo que visto lo visto no sería descartable. Y esperemos también que el lanzamiento de dardos envenenados entre administraciones por cuestiones meramente partidistas no adquiera mayores proporciones. Ya tuvimos ejemplos de ello en anteriores fases de este plan, que llevaron a la parálisis de las actuaciones durante años. (Por cierto, en Porfirio Pascual se ha optado por renovar los edificios antiguos en lugar de derribarlos y hacer nuevos bloques; veremos si esa fórmula es más afectiva).
Pero mientras Ruz ha seguido con reuniones, plenos y búsqueda de alojamientos para los desalojados, las desgracias de esta Semana Santa no han parado ahí. Resulta que se tuvo que cerrar temporalmente la piscina del pabellón deportivo Esperanza Lag al desprenderse una placa de poliespán del techo durante una competición. La cosa no pasó a mayores y se ordenó una revisión de todo el falso techo, que además sufre las goteras de una deteriorada cubierta. Todo eso y mucho más en un año en que la Concejalía de Deportes ha visto recortado drásticamente su presupuesto y personal, pese a la perspectiva inminente de tener que hacerse cargo de ese monstruo que será el nuevo pabellón inclusivo (habrá que ir pensando en ponerle pronto nombre; seguro que Ruz ya lo tiene pensado).
Esto se hunde (casi todo en general), habrá pensado el alcalde. Incluso en plenas celebraciones pasionales. Incluso en pleno Año Jubilar. Pero no hay que venirse abajo, porque como muy bien apuntó la portavoz Aurora Rodil, la Mare de Déu proveerá. Y con las aleluyas mucho más. Así que ¡aleluya! y a comernos la mona.
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