Opinión | El teleadicto

Enviados especiales

Periodistas en la Plaza de San Pedro tras el anuncio de la muerte del papa Francisco.

Periodistas en la Plaza de San Pedro tras el anuncio de la muerte del papa Francisco. / Europa Press / Stefano Spaziani

El despliegue está siendo gigantesco, a la altura de las circunstancias. La súbita muerte del papa en la mañana del lunes de Pascua ha alterado la programación de todas las cadenas. En eventos de alcance planetario como el que nos ocupa prevalece el poderío de la televisión pública.

Cuatro mujeres informaron desde Roma de los acontecimientos desde pocas horas después de conocerse el óbito. A la corresponsal en la capital del Tíber, Begoña Alegría, se sumaron Silvia Guerra, Raquel González y la presentadora de la segunda edición del Telediario, Marta Carazo, que con el aplomo de costumbre coordinó la información desde Roma.

Es lo hermoso del periodismo, la grandeza de ejercerlo en un medio con una capacidad inmensa. Ni Marta ni Raquel ni Silvia sospechaban el pasado fin de semana que les aguardaba una estancia en Roma a comienzos de esta. Pero los acontecimientos son los que marcan la agenda de quien siempre tiene que tener la maleta preparada para viajar con muy poco más de lo puesto.

Qué envidia, por qué no reconocerlo, de estas profesionales que están teniendo la oportunidad de vivir unas jornadas históricas. Y no sólo eso, de formar parte de ellas, puesto que informarán de la ceremonia que se celebrará el próximo sábado en la plaza de san Pedro, que para siempre será recordada como un evento imprescindible del año 2025. Cuando Roma se encuentra atestada de turistas y peregrinos y se calcula que superarán el medio millón los visitantes, los periodistas cuentan con ventaja. Las productoras de sus medios les habrán facilitado de un día para otro los alojamientos y las acreditaciones para pernoctar e informar desde el mismísimo kilómetro cero donde se encuentra el foco de la noticia. Dichosos ellos por poder contarlo ahora y porque algún día también lo harán en sus memorias.

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