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Agüita de mayo

Una pareja se abraza bajo un paraguas frente a una playa de la provincia, en una imagen de archivo.

Una pareja se abraza bajo un paraguas frente a una playa de la provincia, en una imagen de archivo. / Pilar Cortés

Para aquellos que entre otras cosas hemos dedicado parte importante de nuestra vida a estudiar e intentar aprobar los exámenes de junio, el mes de mayo ha sido y es un mes rutinario, inhóspito, y desagradable, vamos, como hacer la declaración de la renta. Es un mes de tu vida dedicado exclusivamente a hincar codos, pasar sueño, rezar a todos los santos y a sus allegados, sufrir nervios y ansiedad, es un mes sin medida, donde el tiempo transcurre o demasiado lento o demasiado rápido y donde se pierde la percepción de cuanto te rodea o acontece ya que la atención está centrada exclusivamente en una sola cosa: aprobar, por lo que llegas a la conclusión que nada importante o trascendente pasa en el mes de mayo o, si ocurre, en nada va a influir en tu vida, lo que le da sentido al refrán castellano de «agua de mayo no moja el sayo».

Pero esta conclusión, tan lógica y sufrida, es errónea, pues menudo al mes de mayo, que para eso es el mes más largo que tiene el año, no le caben más acontecimientos, eventos y celebraciones. ¿Qué no te lo crees? Pues mira, para muestra un botón.

El mes de mayo es el mes en el que celebramos la Virgen de los Desamparados, San Pascual y la Milagrosa, es el mes de los precios imbatibles en Carrefour, el mes en el que mi amigo José, el de ING, te regala 400 euros por realizar no sé qué operación bancaria, no te regala un juego de sartenes o de cacerolas ni de sábanas de satén, como hacían antes los bancos, qué va, mi amigo José te da pasta gansa por vender tu alma al diablo financiero. En el mes de mayo se celebra Eurovisión, en esta edición, nos representa Melody y concurre con el tema titulado Esa Diva, que ya no sé si es salvaje como la potra de este verano o no, si tiene que ver algo con los gorilas, si es imprescindible cantarla dando alaridos, si necesariamente se tiene que bailar dando saltos y volteretas como si uno estuviera poseído, no sé, toda esta escenografía me confunde como a Dinio en su día le confundía la noche.

En el mes de mayo se ha institucionalizado celebrar fiestas para dar la bienvenida al verano, la mayoría de los mortales lo hacen yéndose a la playa, pillándose unas cervezas bien frescas y pegándose el primer baño en el mar, luciendo en su piel un color blanco nuclear y los michelines del invierno. Pero para otros, los más cuquis, prefieren hacerlo reuniendo a toda la Cayetanía del pueblo en un lugar bucólico y pastoril para disfrutar de una fiesta temática mientras degustan un Bloody Mary, saborean pasteles de hummus y crujientes de cordero y departen sobre la influencia del garbanzo gordo en el sabor del puchero de pueblo o el impacto de los aranceles en el precio de la tapicería del nuevo coche de importación que se han comprado para ir al Mercadona. A mí, como soy alérgico, este tipo de fiestas en los jardines me dan picor.

Este año, el mes de mayo, ha sido un mes de acontecimientos mundiales, como la elección del nuevo papa, León XIV, al que tengo presente en mis oraciones y al que le deseo todo tipo de aciertos. También se produjo el gran apagón y eso que según dicen nuestros ministros que tenemos una red eléctrica de las mejores del mundo. Yo, una vez que me he enterado del sueldo que cobra la presidenta de la empresa Redia, no sé si tenemos la mejor red eléctrica del mundo, lo que si sé es que ella si tiene un sueldo de los mejores. Si a mí me pagaran lo que a ella, sería el mayor devoto de la Virgen de la Candelaria, patrona de los electricistas y les aseguro que, si se va la luz, se la llevo yo personalmente a su casa.

Si todo esto no fuera poco para el mes de mayo que estamos viviendo, entre la feria de abril y el robo de cable de cobre en los trenes, el expresidente de la Generalitat Valenciana don Francisco Camps, en un acto celebrado en el Veles i Vents con 1.600 asistentes, ha presentado su proyecto para liderar el PPCV. Entre los asistentes se encontraban históricos dirigentes populares como Carlos Fabra, Alfonso Rus o Sonia Castedo. La cita pretendía homenajear la última época de mayorías absolutas del Partido Popular, pretexto bajo el que Camps volvió a convocar a su parroquia, pero el trasfondo parece ser que es otro. El movimiento supone un desafío al poder orgánico de Carlos Mazón, a quien toda esta operación de retorno del «campsismo» coge en su peor momento político, asediado por la gestión de la dana y con el apoyo de Génova cogido con pinzas. El expresident no ha perdido la oportunidad de hurgar en esa herida lanzando varios guiños a Alberto Núñez Feijóo: «Alberto, si quieres ser presidente del Gobierno por mayoría absoluta, aquí tienes a gente dispuesta a trabajar por ello». Si todo ello no es suficiente para situarnos en un pasado remoto, en un momento de la alocución, el señor Camps dijo: «Y, por lo tanto, si eso significa lo que significa, significa lo que significa. Y lo que haremos es lo que tenemos que hacer», rememorando aquel pasaje de don Mariano Rajoy en su visita a la localidad zamorana de Benavente. Recuerdan eso de «es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde».

Este acto me recuerda el encanto que tienen los partidos de fútbol entre veteranos: por el Madrid, Santillana, Del Bosque, Gordillo, Pirri, Camacho, Llorente; por el Barça, Migueli, Asensi, Rexach, Heredia y Zubizarreta, porque así parece que lo ha acogido Génova, que considera que volver al pasado no es recomendable, pues supone volver a poner sobre el tapete de la actualidad los casos de corrupción que asolaron la Comunidad Valenciana durante aquellos tiempos, como el Caso Gurtel, el Caso Cooperación, el Caso Emarsa o el Caso Taula, entre otros muchos.

También este mes de mayo ha sido el elegido para filtrar, vete tú a saber quién y por qué, verdad, los mensajes de WhatsApp que se enviaban el presidente del Gobierno con el que era el secretario de Organización del partido, el señor Ábalos, y, como no nos gusta un buen salseo, pues estamos todos con la bolsa de pipas en la mano esperando que cada día se den a conocer más mensajes. Los que hasta ahora se han conocido lo que evidencian es la mala leche del presidente con aquellos compañeros de partido que no comparten a pies juntillas sus consideraciones, lo que me viene a la cabeza es aquel dicho de un amigo mío: «Cuerpo a tierra que vienen los míos», o aquella frase que se atribuye a Winston Churchill del «nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos, detrás», como respuesta a un joven neófito que aseguraba que los enemigos de su partido se encontraban en la bancada de enfrente del Parlamento británico.

Como pueden comprobar, el pensar que el mes de mayo es un mes en el que no sucede nada es completamente errado, hay de todo, incluso es el mes elegido para celebrar las elecciones municipales, de las que muy pronto conmemoraremos la mitad del mandato, momento para hacer balance provisional, tanto de lo hecho por los que gobiernan como de lo demostrado por la oposición, pero eso será en su momento, ahora toca estudiar, invocar a San Apapucio para que nos ayude, tomar café para mantenernos despiertos y pensar que el verano está por llegar, con su playita, sus noches de juerga, las cervecitas frescas y vete tú a pensar que muchas cosas más, todo ello supeditado, eso sí, a lo que has hecho y hagas en estos días del mes de mayo. «Tempus Fugit».

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