Opinión | Tribuna
La fiesta de San Pascual, nuestro vecino universal

Ofrenda el pasado año en la iglesia de San José a San Pascual, cuya festividad se celebra el 17 de mayo. / Matías Segarra
De entre los personajes que habitaron el antiguo convento de San José de Elche, uno de los monumentos más significativos de la ciudad, hemos de destacar la figura de San Pascual Baylón, tan familiar para los vecinos de nuestras comarcas. Nacido en Torrehermosa, Aragón, sus padres, Martin Baylón e Isabel Yubero, le ponen el nombre de Pascual debido a que su nacimiento se produjo el día de la Pascua de Pentecostés de 1540. Empezó a apacentar el rebaño familiar a los siete años, probablemente a los 12 entra al servicio de un amo. Sabemos también que lamentaba no haber podido ir a la escuela -lo que era común en aquella época- pero con gran fuerza de voluntad, mientras apacentaba el ganado, aprendió a leer. Se traslada al Reino de Valencia trabajando como pastor de ovejas y en busca de los franciscanos descalzos que a instancia de los marqueses de Elche habían fundado convento en esta antigua villa. Tras el «milagro de la aparición de la Eucaristía» pide entrar en el convento de Nuestra Señora de Orito y en 1564 vistió el hábito franciscano en el convento de San José de Elche. Destaca por su caridad para con los pobres y se decía de él que multiplicaba el pan que repartía, que tenía gran fama por los muchos enfermos que sanaba, así como que profetizaba y poseía ciencia infusa y así se recuerda en los Gozos del Santo:
«…de ciencia infusa dotado,
siendo lego sois doctor, profeta,
predicador, teólogo consumado…»
La cercanía con los pobres y los enfermos le ha hecho permanecer en la vida de la ciudad como un vecino destacado, siendo solícito para con los ruegos de la gente sencilla, despertando a los agricultores para levantarse a poner el agua del riego, avisándonos de la cercanía de nuestra última hora, no sea cosa que nos coja desprevenidos «como el ladrón en la noche». La protección de San Pascual sobre la ciudad se manifiesta en las actas municipales, tanto con motivo de su beatificación en 1618 y su canonización en 1690. San Pascual, quien siempre permaneció como hermano lego, era un hombre de formación autodidacta; dicen que cuando iba apacentando las ovejas, llevaba el zurrón con libros; los testimonios más cercanos al santo lo describen como una persona culta y docta. Escribió dos devocionarios, que los llamó cartapacios y que tardaron muchos años en ver la luz. En la lectura de sus poemas, sencillos y de un lenguaje preciso, se nos revela una preparación nada acorde con la imagen de un lego poco culto. Pero además hemos de tener en cuenta que se le encomendaron gestiones que precisaban, además de una gran formación, una capacidad dialéctica y también de negociación; ejemplos de ello fueron las misiones que se le confiaron encaminadas a solventar problemas dentro de la propia orden, tanto en España como en Francia; con motivo de su viaje a Francia fue destacada la discusión con los hugonotes. Destacaba por su cualidad de hombre pacificador, que sabía conciliar los diferentes puntos de vista, algo que sería muy provechoso que se aplicase en la vida política en estos tiempos.
Como ejemplo de su formación me llamó la atención que este fraile lego escogiese como confesor a Fray Juan de los Ángeles, personaje muy poco conocido al menos en España, a pesar de ser tal vez el escritor y estudioso de la ascética y mística más culto y erudito de su tiempo. Curiosamente mi conocimiento de este autor me vino por las referencias de pensadores franceses de la talla de Jacques Maritain, Jacques Chevalier y Emmanuel Mounier.
Volviendo pues a la vinculación del Santo con la ciudad de Elche, son muchos los ejemplos que podemos poner de su presencia a lo largo del tiempo; su fiesta se ha conservado como una de las más típicas de la ciudad y entre las muchas anécdotas que podríamos contar de esa presencia, quiero destacar la veneración que la gente sencilla manifestó durante muchos años a la imagen que esculpió el pintor Vicente Albarranch, personaje también muy vinculado y querido en la ciudad y que tan injustamente murió en la cárcel de Alicante el año 1941. Recuerdo que en la casita que su madre poseía junto al antiguo paseo que daba acceso al convento de San José, se colocó la imagen, que estaba iluminada durante todo el día. Los vecinos de Elche se paraban a orar en la ventana de aquella habitación. A veces los gestos valen más que mil palabras. Actualmente esta imagen se guarda por decisión de la familia Albarranch en el Monasterio de las Hermanas Clarisas de Elche.
Pero no solo es de destacar la influencia de San Pascual en nuestra ciudad y las comarcas vecinas, sino también en el resto de España, en no pocos lugares de Europa y en América. En Italia se le tiene como protector de los cocineros y pasteleros, así como en diversos lugares de América, donde es común invocar al santo mientras se cocina con esta invocación:
«San Pascual Baylón,
Haz que obtenga una buena sazón».
En Guatemala, además del culto oficial católico, forma parte del panteón de la santería, conocido como el Rey San Pascual y en el que está presente un dios de la muerte prehispánico.
En la ciudad de Obando en Filipinas es el copatrón de la ciudad y su figura aparece en la novela Noli me tangere de Rizal, el héroe de la independencia de Filipinas.
También el apellido Baylón ha llevado a identificarle con un santo que manifiesta su expresión más profundamente religiosa por medio del baile; son muchos los lugares en los que se cantan coplillas populares y se danza delante de su imagen, siendo las fiestas de San Pascual de Chinandega en Nicaragua de las más características. A este respecto quiero reseñar la anécdota que me ocurrió hace unos años en la ciudad de La Habana, en que después de visitar la Iglesia de San Francisco en la que se venera la imagen de San Pascual, comenté con mi amigo Félix Sautié, escritor, conocedor como pocos de las tradiciones de Cuba, esta leyenda de San Pascual y me contestó que antes en Cuba se bailaba en su fiesta una contradanza; me indicó que fuese al archivo nacional y averiguase, me llevé una agradable sorpresa, pues aquella contradanza titulada de San Pascual había sido compuesta por uno de los grandes compositores de Cuba, el que fue organista de la Catedral de Santiago de Cuba, Esteban de Salas.
Al conmemorar cada año la fiesta de San Pascual reforzamos la identidad de nuestra comunidad local que se expresa en la relación de vecindad; es decir, de cercanía, de preocupación por los demás, sobre todo de los más necesitados. Una vecindad que como se nos manifiesta en San Pascual se extiendo más allá de nuestro pequeño mundo local.
- Ahora muchos lo ven claro en el PSOE: Lastra fue 'borrada de Ferraz' por la denuncia del 'puterío' de Ábalos... y Cerdán tomó el poder
- Oficial: Hacienda devuelve 1.200 euros de la declaración de la Renta a los contribuyentes que cumplan este requisito
- Bizum cambia las reglas: a partir de ahora estos envíos estarán prohibidos
- El Ayuntamiento de Torrevieja da el visto bueno ambiental a 16 torres de Villa Amalia con el informe en contra de Costas
- Estos son los colegios más demandados en Alicante para el curso 25/26
- Sanidad advierte contra el mosquito tigre tras confirmar que está transmitiendo enfermedades nunca vistas en España
- Fiestas de graduación en Santa Pola que para algunos terminan en pesadilla
- Mazón en Luceros: aparición sorpresa, gritos de dimisión y boicot de la izquierda