Opinión | Ver, oír y gritar

Operación de asalto y derribo

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos.

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. / EFE

La estrategia de cambio de Gobierno, basada en la desestabilización gradual, busca erosionar la legitimidad de las instituciones, la confianza pública y promover un clima de ingobernabilidad. Difundir un vacío de poder que permita tomar el control a través de un golpe de Estado encubierto y progresivo. O golpe blando contra la democracia. Cualquier creación de malestar y de conflictos sociales, mediante campañas de desinformación y acusaciones de corrupción, es inasumible y pone en evidencia una impunidad que no se debe permitir y que demuestra la necesidad de unos mecanismos legales para evitar cacerías, relatos perversos y una atmósfera de polarización creciente.

Los irresponsables montan números diarios de circo e intentan presentarse, a fin de obtener apoyos, como defensores de la democracia, los derechos humanos y la justicia. En las cloacas de diversa especie se puede cocer todo ello también con afán desestabilizador, dando a entender a la ciudadanía que en España no funciona nada.

Las maneras antidemocráticas y los especuladores y fabricantes de caos son insoportables en una sociedad que se precie. No tienen sitio y, sin embargo, ahí están vivos y coleando con sus aspavientos y falsedades. Trampas con el objetivo de que el personal caiga en ellas y otorgue su adhesión a quienes las patrocinan, los del asedio en sesión continua contra el que osa ocupar el poder en lugar de administrarlo aquellos que creen que les corresponde por derecho divino. Sectores de la política, la judicatura y policiales, además de unas cuantas páginas digitales y otros siervos de la comunicación en favor de sus pagadores. Este entramado de cosas viene maniobrando con la intención de tumbar al que consideran enemigo y de favorecer la llegada de otros al Gobierno.

Anhelan poner las riendas al servicio de nuestros queridos y adinerados cerriles y pretenden despojar a la población de todo lo que huela a avance social. Así, por tierra, mar y aire actúan la infamia y las acusaciones sin ninguna prueba con tal de poner sus beneficios e intereses partidistas a buen recaudo. Una de las últimas gracias de esta pandilla organizada consiste en utilizar caprichosamente los mensajes electrónicos que intercambiaron Pedro Sánchez y Ábalos entre 2021 y 2023, fruto de ilegítimas filtraciones que solo constatan habladurías intrascendentes y particulares. El exministro de Transportes no parece ser trigo limpio y se dedica a estos lamentables menesteres.

Los cotilleos de andar por casa tuvieron lugar antes de que este hombre fuese investigado por el caso Koldo. ¿Sorprende que García-Page y Lambán, dos socialistas de pega, estén en el punto de mira del presidente después de lo que ambos personajes han dicho de él? ¿Qué podrían afirmar los mensajes de determinados individuos?

Las líneas rojas de la política las traspasan algunos a diario y campean los excesos de distinta condición pero con idénticas intenciones. ¿Es tolerable la insidia? ¿Es cuestión de echarse a reír? ¿Es posible digerir la infumable propaganda de la cara dura? ¿Es factible mantener la hoja de ruta del Gobierno con este ruido permanente y muchos fuegos artificiales? ¿Es mejor responder de una u otra forma y combatir ante la carrera de obstáculos de cada día? Mañana, otra historia catastrofista y después más y más.

Este panorama para gritar exige medidas contundentes y ampliar, por tanto, el Plan de Acción por la Democracia. Se sabe de antemano que cuando no gobiernan los que piensan que deben gobernar sí o sí, se monta la operación de asalto al poder. Ocurrió en 1993, en 2004… ¿Todo va mal? Lo pésimo es la actitud apocalíptica de los de siempre. No respetan nada ni a nadie y brilla por su ausencia un limpio talante democrático.

Debilitar al jefe del Ejecutivo y provocar su caída es la regla no ocultada en ningún momento. Desde el primer minuto de su estancia en la Moncloa. Suma y sigue. La instrumentalización en beneficio de esos que está usted pensando no es permisible. El acoso y derribo continúa su marcha imparable, y el derecho a la intimidad no existe por lo visto. La vileza política, la ruindad periodística de ciertos medios y pseudomedios y los peligrosos propagadores de odio y generadores de escándalos permanecen al pie del cañón de los despropósitos. La inútil oposición circula a la deriva y degrada el paisaje con su delirante comedia bufa en perjuicio de buena parte de los ciudadanos. Quieren subirse al primer lugar del podio los campeones de la falta de ética y de la hipocresía.

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