Opinión | Sábados sociales

Mucho mejor que te quieran

Melody durante el desfile de banderas en Eurovisión 2025.

Melody durante el desfile de banderas en Eurovisión 2025. / LAP

Desde mis tiempos de piso de estudiante, y más atrás aún, desde la infancia y sus dos cadenas de televisión, la una y la dos, no he vuelto a ver un festival de Eurovisión. A los dieciocho organizaba fiestas en mi piso para votar a los ganadores y cuando era pequeña, nos apretujábamos en el sofá los cinco hermanos, flanqueados por los sillones orejeros de mis padres, para ver en blanco y negro la supuesta luminosidad del festival . Hace años que no lo veo, no por desprecio ni por falta de tiempo. Ha dejado de interesarme, como otras cosas. Me llegan los comentarios y los ganadores, la polémica del chiquilicuatre, por ejemplo, pero las canciones ya no son la banda sonora de mis lugares conocidos, como lo fueron en su momento tantas otras. A veces ya ni soy capaz de traducir al francés y al inglés (inolvidable guayominí dix points) los nombres de los países participantes. Tampoco entiendo que se sumaran Australia o Israel, cuando siempre pensé que era un festival europeo, seguramente de forma equivocada. También de forma equivocada entendía que el festival defendía los derechos humanos, pero seguramente oí mal en medio del barullo de las fiestas o de los gritos de mis hermanos. Ahora, la prensa se hace eco del fiasco del televoto, acusa a Israel, ellos se defienden hablando de la envidia española, y todo recuerda a un vodevil casposo en que nada tiene sentido ni gracia alguna.

Más que un vodevil, es un esperpento que no hace honor a la tragedia que oculta. Mientras andan preocupados por los votos o la participación de Israel o Rusia o Ucrania, de lo importante no se habla, de los nuevos ataques, de las muertes que no cesan, del despropósito de cantar otra cosa que no sea un himno contra la guerra. Pero así andamos, de feria en feria, como subidos en una noria descontrolada en la que todo son risas y diversiones. Melody no ha quedado bien aunque según todos su actuación fue magnífica. Lo desconozco aunque me asombran las razones de su huida de la fama después de perseguirla. Aún no ha dado la rueda de prensa en la que explicará su postura. Imagino que no se dirá nada de política internacional o de la paz, ese estorbo. Me quedo con la frase de su padre. ¿Qué es preferible ganar o que te quieran? Mucho mejor que te quieran, hombre. Creo que Israel ha ganado el televoto. Será que también lo quieren. Lo que me pregunto es por qué si nos queremos todos andamos como andamos. Como para no seguir escribiendo a ver si salgo de la perplejidad y me abre los ojos el rayo del conocimiento. Por ahora, yo también prefiero que me quieran, algo es algo.

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