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Opinión

Gaza, un genocidio muy pensado

Palestinos desplazados en la ciudad de Yabalia ante la intensificación de la ofensiva militar de Israel contra la Franja de Gaza (archivo).

Palestinos desplazados en la ciudad de Yabalia ante la intensificación de la ofensiva militar de Israel contra la Franja de Gaza (archivo). / Omar Ashtawy/APA Images via ZUMA / DPA

A Juan Hernández y Alejandro Sanoja, compañeros del alma, compañeros. A Pepa Good y Beatriz Adsuar para que la igualdad y libertad que gozan vuestros hijos e hija lleguen a las niñas y niños gazatíes, como derechos universales.

Gaza, un genocidio muy pensado, no se trata de un efecto colateral, se trata de una política muy pensada, una estrategia que se está desarrollando desde 1948, cuando casi un millón de palestinos fueron expulsados de sus tierras destruyendo los pueblos y aldeas en los que vivían. El objetivo era que los desalojados no pudieran volver y ahora la historia se repite: bombardeos diarios, destrucción de hospitales, escuelas, mezquitas, hambre, sed, a todo recurre Netanyahu para que los gazatíes tengan que emigrar y no se sabe a dónde, ¿a Jordania, a Libia? Da igual. Hace unos días Josep Borrell comentó que desde marzo de 1981 el Estado de Israel apoyó y patrocinó a Hamás para debilitar a la OLP. Conviene subrayar que no todos los gobiernos israelíes practicaron esa política: inventar el enemigo. La definición de genocidio es de 1948, crimen internacional, cuando ya era público e inocultable el exterminio de millones de personas, judíos en su mayoría, en los más de cien campos de exterminio nazi, horror que no trascendió hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial. En 1944 un abogado polaco judío Raphaei Lemkin publica un libro, El dominio del Eje en la Europa ocupada, contribuyendo a definir cuándo estamos en presencia de un genocidio. En Estados Unidos dos funcionarios israelíes fueron asesinados y el asesino al ser detenido gritó tres veces "Palestina Libre", el comentario de Benjamin Netanyahu fue el siguiente: "Palestina Libre hoy es como el Heil Hitler de los años treinta". Netanyahu pretende vivir del Holocausto. Sacar partido de aquella tremenda tragedia y transformar en "antisemita" a todo el que ose criticar su política de exterminio en Gaza. Además, Netanyahu está interesado en que el conflicto continúe para no ser juzgado por las diversas causas en las que está involucrado, delitos que van desde la corrupción a escándalos sexuales. La Justicia no puede juzgarlo hasta que no termine esta guerra. A Netanyahu le conviene que continúe. Y al ala más fundamentalista y derechista de su gobierno, también: algunos ministros no han dudado en decir que los niños, las niñas, a partir de los cuatro años son terroristas, o lo serán cuando sean mayores, movidos por la venganza. Y por tanto, son objetivos a abatir.

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