Opinión | Espejo

El renacer de Rozalén

La cantante Rozalén.

La cantante Rozalén. / FERRAN NADEU

Esta semana recibíamos la grata noticia de que Rozalén, la cantautora albaceteña con raíces en Letur, ha sido reconocida como Artista del Año por la música española. Además, ha recibido un premio por algo tan simbólico y necesario como el abrazo. No podía tener un título más acertado: su música abraza de forma incondicional y permanece, como aquellos primeros acordes de su disco debut, cargados de una alegría desbordante y una profundidad emocional que solo las grandes, como ella, son capaces de transmitir. Su perfección vocal y sensibilidad artística nos conquistaron desde el primer momento.

Rozalén nos hizo volver a creer en la canción de autor. Le abrió las puertas un gigante como Víctor Manuel, quien la incluyó en su álbum conmemorativo por sus 50 años de carrera. A partir de ahí, María no ha dejado de crecer, tanto personal como profesionalmente, como lo demuestra en cada una de sus letras.

Desde aquella entrañable canción Porque las hadas existen, dedicado a sus amigas y nacido en un mundo casi onírico, hasta este nuevo trabajo, se percibe un optimismo real que emana de cada palabra. Pero no se trata de una alegría ingenua, sino de una mirada franca, consciente, con los pies en la tierra. Una música que refleja su forma de ser: cercana, sencilla, luminosa.

Su emoción, naturalidad y humildad al recibir este reconocimiento solo confirman quién es Rozalén y cómo vive su arte. Este nuevo álbum representa, sin duda, un renacer, no solo musical, sino vital. Porque ha atravesado momentos difíciles, especialmente tras la pérdida de su padre. Y, sin embargo, ha resurgido como el ave Fénix, entregándonos un trabajo repleto de alegría, honestidad y verdad. Un disco que nos hace un poco más felices y, al mismo tiempo, más conscientes y comprometidos con esta vida que nos ha tocado vivir.

Gracias, María, por cada palabra, cada verso, cada melodía. Gracias por permitirnos acompañarte en este camino, junto a Beatriz, tu inseparable intérprete de lengua de signos, quien hace que el abrazo de tu música sea verdaderamente universal y llegue incluso a quienes no pueden oírla.

Gracias por renacer y por regalarnos joyas como el dueto con el colombiano Carlos Vives, donde juntos nos trasladan a Cartagena de Indias a través de una canción que sabe a viaje, historia y emoción. Mientras no podamos visitar esa maravillosa ciudad, nos conformamos con escucharte, con celebrar cada nota, cada colaboración, cada paso de esta nueva etapa.

Y por supuesto, la inolvidable canción dedicada a tu padre que sentimos todos aquellos que una parte de nosotros tan importantes se nos ha ido. Gracias por reflejarlo de manera tan bonita.

Porque quienes te seguimos también somos parte de este renacer: tus compañeros de profesión, la academia, y, sobre todo, quienes te escuchamos desde el corazón. Especialmente en Alicante, donde nació tu primer club de fans y donde tú misma recuerdas que te dieron las primeras oportunidades. Aquí, donde siempre eres bienvenida y esperada.

Ojalá verte pronto por estos lares para celebrar contigo esta nueva etapa, coherente con tu esencia, con lo que eres y lo que haces. Este renacer es, en realidad, un regreso a tus orígenes, a esa forma tan tuya de componer, de vivir, de conmovernos.

Gracias por hacer de este mundo un lugar un poquito mejor.

Tracking Pixel Contents