Con educación, en esta vida se puede decir de todo. Pablo Casado ha demostrado ser educado cuando los obispos catalanes o la patronal ven posible la salida de una grave crisis política y de convivencia mediante los indultos. Pablo Casado, que ha estudiado en colegios de pago religiosos, sabe comportase y no los llama traidores, ni felones, ni malos españoles… dice que «con todo su respeto a lo que piensen, eso debe decidirlo el Parlamento».
Bien, solo dos cosas: ¿Por qué no actúa con la misma educación en el Congreso? Y si cuando lo dijo ya sabía que la mayoría del Congreso había “decidido” rechazar su propuesta de oponerse a los indultos, ¿por qué no los acepta?
Tras la corriente favorable de patronal y obispos a la concesión de indultos como vía para la resolución del conflicto, un Casado eclipsado por Ayuso, descortés y crispador en el Parlamento, se queda solo atrincherado con la compañía de Vox.
