Cuando cosas como estas ocurren, no nos hace falta dejarnos caer por las acrobacias de la imaginación para saber que eso duele. Que una pitón de forma grotesca y ciento sesenta centímetros te muerda los genitales mientras andas sentado en el inodoro, duele sólo con escucharlo, cosa que, se repite más a menudo de lo que creemos. Da lo mismo si en bicho escapó del terrario del vecino o si había nacido en alguna alcantarilla, lo importante es que muchos llevamos años mirando con cuidado el inodoro cada vez vamos a hacer uso de él. De pitones, víboras o cualesquiera otros reptiles, parecen entender los ultras de Vox, quienes no han dudado en señalar en redes sociales a una persona por ser responsable de la edición de la revista satírica “El Jueves”. Eso de echar la masa de sus acólitos desnortados a víctimas inocentes, es una práctica de mal encaje, aunque se trate de un partido como Vox.

Que cuando los demás escriben cualquier opinión contraria a otros, no es motivo suficiente como para poner a nadie en peligro. La libertad de opinión es rasgo de nuestras sociedades libres y democráticas que, incluso, permiten que corpúsculos radicalizados de pensamientos ultras, puedan a su vez esgrimir sus nada edificantes ideas que no suelen pasar más allá de la bravuconería y generar miedo. Que este partido político publique en redes: Su revista difunde odio contra millones de españoles a diario. Es posible que muchos de ellos le empiecen a exigir responsabilidades cuando le vean salir de su despacho … Que una revista satírica y de humor publique como parte de su contenido una colección de cromos titulada La asquerosa pandilla Voxura, no es motivo de señalar en la diana a nadie. Al final, lo malo es que la pitón en cuanto ve oportunidad, te muerde incluso tus cositas.