Como el desorbitado precio de la luz es un lastre para familias y empresas, las eléctricas están en beneficios récord. Lo que muchos sospechábamos –que estas compañías maquinan para subir precios–, la justicia lo confirma: según la CNMC, Endesa, Naturgy e Iberdrola, nos estafaron manipulando la oferta para incrementar nuestras facturas retirando del mercado energías baratas.

Como el sistema actual de subasta, que impuso el PP, permite los timos y toda la energía se paga al precio de la más cara, los futuros y los propios planes estratégicos de estas industrias, anuncian años de penurias para negocios y ciudadanos y, mientras no se les corten las alas, vacas gordas para ellas.

Estas compañías alardean de inmorales beneficios de miles de millones de euros y se pavonean entre sí por ver cuál bate el récord. Si obtienen rentabilidades tan astronómicas es porque cobran muchísimo más de lo razonable en su afán de apoderarse como sea del dinero ajeno.

La ministra Rivera solicita a «las eléctricas que reflexionen». Jamás lo harán si pueden erosionar a un gobierno de izquierdas –el único que les pondrá coto– mediante el descontento social.

La electricidad forma parte del sector estratégico de servicios básicos de un país y debe tener un precio justo. Jamás debió privatizarse esta red –como hizo el PP– porque se da pábulo a fraudes como los descritos, que ni son los primeros ni serán los últimos.

No nos engañemos, el timo eléctrico no es flor de un día, es una manera de ser y el Gobierno debe poner todo su empeño en demoler tan pernicioso sistema.