Gran parte de la sociedad está más que hastiada de sus actuaciones extemporáneas, sus llamadas de atención, su egolatría, su falta de valores, sus actuaciones derivadas de las encuestas, su altanería, su nula capacidad para la autocrítica , su falta de apoyo a los profesores, a los autónomos , a la hostelería, al personal sanitario, al sector servicios, a la agricultura, a la ganadería y a la pesca, su papel ridículo en las instituciones europeas y a nivel internacional, sus ganas de crear polémica para evitar hablar de lo que le importa a la población, su manipulación de los medios, su falta de transparencia, su nepotismo descontrolado y desvergonzado, -que llega hasta sus propios familiares-, sin mantener un mínimo de dignidad y demostrando que el rubor no forma parte de su personalidad.

Tampoco soportamos su afán por desprestigiar la Transición y la Constitución, su abandono de las víctimas del terrorismo, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de toda persona que no comulgue con sus ideas, sectarias, radicales y que dividen cada vez más este país, que hacen mejor, -como siempre ha sucedido-, los ciudadanos, que son, en su mayoría, trabajadores, solidarios, honrados y pacíficos.

 Seguimos teniendo personajes ilustres en las Letras, en las Ciencias y en las Artes, pero cada vez más adolecemos de patriotas brillantes en la Política, que ya dignificó Platón y que es tan importante y necesaria para que nuestra sociedad avance y para que no volvamos a dispararnos a bocajarro entre nosotros.

No trabaja usted para nosotros, sino para aumentar sus propiedades o simplemente para que le adulen sus correligionarios. No es un servidor del Estado, sino de sus propios intereses o los de su partido.

Si usted es político y se siente identificado con algunas de estas ideas, quizás todavía no sea demasiado tarde y podamos librarnos de las consecuencias de sus actos. Por favor, una salida digna sin duda es la mejor opción. No dude en hacerlo. No le pido que haga públicas sus fechorías, sino simplemente que de vez en cuando apele a su conciencia y nos ahorre disgustos. Ya sé que los periodistas están muy distraídos gracias a sus ocurrencias y sus hechos, pero de vez en cuando deles motivos para publicar buenas noticias. Se lo ruego encarecidamente.