José Cremades Vicedo (qepd).

13 septiembre. Media noche. Unos milicianos “aporrean” la puerta domicilio de un matrimonio joven con un hijo de 17 meses. Vocean que salga el varón. No se les abrió. Al dia siguiente a las ocho en contra de opinión de la esposa fue al trabajo.

14 septiembre. Media noche. Se repite la historia. Esta vez una persona con cierto mando. que conocía como era la persona buscada les hizo alejarse,

15 septiembre a pesar del consejo de la esposa de marcharse de Elda, con su razón de que el no había hecho nada, volvió al trabajo. Ya no volvió a casa.

A la salida del trabajo lo estaban esperando unos “valientes” para detenerlo y llevarlo a la checa del Cine Coliseo, desde donde, unas horas después, pese al esfuerzo de personas de distintos signos políticos que hasta se personaron allí por salvarlo, nada pudieron hacer. Cuatro de esos “valientes” lo llevaron al término de Villena y en una vereda le dieron varios disparos ,más el tiro de “gracia”, cuyo ejecutor fue según testimonios, al entonces Bar Negresco y con la pistola encima de la barra pidió: “servirme algo fuerte que estoy muy nervioso, venimos de ejecutar a Cremades y ha muerto con el grito de: “Viva Cristo Rey”.

Esta historia es mucho mas larga, pero no es el momento de relacionarla en este escrito. En la noche de 15 al 16 septiembre 1936 será el triste aniversario de su ejecución. Solo decir que la persona asesinada era mi padre: José Cremades Vicedo, testimonio de sangre por defender su fe cristiana, y recordar, entre otros, a algunos de los eldenses que corrieron la misma suerte, como los sacerdotes y hermanos D. José Luis; D. Ricardo e Isulina Maestre Olcina. A D. Luis Abad, párroco de Santa Ana (curiosamente fue el que casó a mis padres)¸D. Mario Pérez Marco, capellán del Centro de Salud mental(manicomio), y Germán Castroviejo. Termino pidiendo a todos los políticos, sus partidos y sus ambiciones, que midan sus palabras, sus gestos, sus actuaciones que no son ejemplares en sus enfrentamientos. Busquen la paz y la concordia. Comprendan las razones de todos. Ayúdense a encontrar un equilibrio de paz, como el logrado estos últimos años gracias a esas personas que olvidaron en su momento sus ambiciones políticas y buscaron una Constitución para todos, que ahora quieren cambiar, cuando todavía no hemos sido capaces de cumplirla en muchísimos aspectos.