La tarde del pasado 6 de agosto, se llevaban a mi madre María Paloma Hernández del Arco, en una ambulancia a eso de las 3.00 pm rumbo al Hospital General Universitario de Alicante. Allí, el equipo de Urgencias la atendió en el BOX número 3 durante toda la tarde hasta más o menos las 23:30, hora que fue llevada a la 7ª planta, en la que falleció a las 01:05 del 7 de agosto.

Al servicio 112 y a los chicos de la ambulancia, gracias infinitas. Acudieron enseguida y la atendieron de inmediato porque tenía muchísimas dificultades para respirar. Además, vimos los mimos y cuidados con los que atendieron a la señora mayor, con el cabello muy cortito y blanco, (le estaba creciendo después de un duro tratamiento de quimio), y vestida con una batita de andar por casa.

Celadores, personal de triaje, enfermeras, radiólogos, cardiólogos, responsables de urgencias, en fin, todos, todos, los que hicieron lo posible y lo imposible para estabilizar a mi madre y prolongarle la vida. Al personal que esa noche estaba de guardia en la 7ª planta de Oncología; gracias infinitas.

Pido disculpas porque seguro que se me escapa alguien. Tengo la necesidad de hacer público el agradecimiento en nombre de la familia y amigos. Soy testigo del respeto, del cariño, del cuidado, de la dulzura y de la profesionalidad con la que trataron a mi madre.

Sintámonos orgullosos y agradecidos por el personal sanitario. Somos unos privilegiados por tenerlos, y no nos damos cuenta de lo difícil que para ellos ha sido y sigue siendo su trabajo en tiempos de pandemia.