Hace unos días recibí un wassap de un amigo en el que me comentaba si sabía la programación del teatro Principal para esta temporada. El motivo era comprobar si la obra de teatro “La ternura” de Alfredo Sanzol, estaba incluida. Busqué por internet observando que dicha obra no estaba entre las elegidas por la dirección del teatro. Le pregunté el por qué del interés por esta obra contestándome que la había visto en Madrid y poder verla, nuevamente conmigo, en Alicante ya que había recibido el premio Max de las artes escénicas como mejor espectáculo de teatro. Me dijo que actuaba un joven alicantino llamado Carlos Serrano, habiéndole gustado mucho su actuación. Me quedé pensativo porque ese nombre me sonaba. Ese mismo día lo recordé, fue en un viaje que hice a Alcalá de Henares el veintidós de mayo asistiendo, entre otros lugares, al teatro Cervantes para ver la obra “La máquina de Turing” de Bernoit Solés. Suelo guardar la hoja que dan en la antesala sobre la obra que se va a representar. A la salida escuché a un grupo de jóvenes comentando que uno de los actores era de Alicante, “el que hacía cuatro papeles en dicha obra”, es decir, Carlos Serrano. Todos esto me lleva a pensar que, obras tan buenas y de un coste tan reducido, especialmente “La máquina de Turing”, no puedan pisar el escenario de nuestro emblemático teatro ya sea porque la dirección del mismo carece de la información que posee el ciudadano de a pie o que hace honor al dicho de: “nunca te valorarán en tu tierra lo que te valoran en otras” o “nadie es profeta en su tierra”.

A todos los Carlos Serrano, que por desgracia habrán unos cuantos, les deseo lo mejor y que sean reconocidos en su patria chica y que piensen como lo hacía el gran Michael Jackson cuando decía: “Cuando estoy en el escenario me siento en casa”.