Si me es posible vuelvo todos los años y me baño en la playa del Arenal de Jávea (Alicante). Recuerdo que hace algún tiempo prefería esta playa a ir a la cala de la Granadella pues el agua, estaba tanto aquí como en el Arenal, igual de clara y de limpia. Pero ahora ir a la Granadella es difícil, por su aforo limitado; y he observado que las aguas del mar, que llegan al Arenal vienen cargadas de algas, que se quedan en montones en la orilla, y observo que si las retiran lo hacen tardíamente, y en ocasiones el agua viene sucia de cosas diversas.

No obstante, el día que el mar está calmado, el agua a su vez está limpia y clara, y entonces me acuerdo que esto sucedía cotidianamente, y ahora es la excepción, que se agradece. Es penoso como las lanchas motoras y motos acuáticas van a grandes velocidades, aunque lo hagan dentro del espacio acotado con boyas amarillas, señalando el lugar de los bañistas. Y recuerdo también cuando estoy en la playa, aquellos bandos municipales que decían que no se podía jugar a la pelota ni al balón con las paletas, ni en la orilla ni en el mar; o la prohibición ya entonces ecologista de no tirar basuras ni residuos tanto en la arena como en el mar; o la prohibición de no comer en la playa (existían los merenderos), para no molestar al resto de bañistas. Era la playa de mi juventud.