¿Alguno de ustedes conoce una religión que apoye, empuje y bendiga la creación de grupos de mujeres con el objetivo de dominar cuerpos y almas de los hombres con la violencia si hiciera falta?

¿Conocen algún régimen político que permita que las mujeres le peguen un tiro en la cabeza a un hombre por desobedecer una orden o por si estuviera pensando en hacerlo?

¿Conocen alguna sociedad o grupo que aconseje y apoye amenazas de las mujeres a los hombres si no se comportan como seres válidos exclusivamente para el goce carnal?

¿Saben de algún grupo de mujeres que practique la violencia en el hogar llegando a matar a los hijos para que el hombre, su pareja, sufra un dolor inigualable?

Ahora háganme un favor, cambien mujer por hombre y viceversa, ahora si? ¿Ahora si les suena?

Pues estos hechos siguen ocurriendo, llegó el volcán, la subida de la luz, las políticas de salida de la crisis, la bajada de la Incidencia Acumulada, y se nos olvidó recordar Afganistán.

Pero igual que se nos olvida al día siguiente el asesinato machista de una mujer. Aunque salgamos a manifestarnos.

Para algunas no es tan fácil olvidar el terror que te oprime la garganta cuando, al girar la llave de tu casa, no sabes qué te vas a encontrar. El miedo a que ese sea el día en el que tengas que cambiar tu vida, o él te la va a terminar.

Parece que he empezado con extremos muy diferentes a este último párrafo, pero no se engañen, es la misma historia contada con la misma pluma y la misma tinta: la sangre de las mujeres. Y escrita por los mismos autores: los violentos machistas con o sin barba.