Una vez más, la mente de muchos conservadores, ultras y nacionalistas bailan equivocadas, sumergidas en tiempos de non grato recuerdo para el resto y común de españoles que consideramos el montante de sus autoritarios ideales cenizas frías, pero ellos, en su común denominador, apropian del Día de la celebración de la Fiesta Nacional, y abuchean, gritan e insultan al presidente del Gobierno, demandando su dimisión, en tanto agitan y muestran con orgullo cientos de banderitas de la enseña nacional, la bandera de todos los españoles. Flaco favor a España y a su Enseña, pues en fecha y celebración tan señalada, celebremos sin sobresaltos o manifestaciones partidistas, un día al que conocemos como Día de la Hispanidad. Frente a esto, Pedro Sánchez ha dicho: reivindiquemos lo que nos une como sociedad.

Y me parece, que este tema es cuanto menos de importancia, recordemos que ya en años anteriores ocurrieron estas mismas acciones cuanto menos reprochables, y no sólo a Pedro Sánchez, también al bueno de Zapatero. Creo que tanto ultra conservador o algo más, se creen con el poder del sol cuando anda llegando la noche y se incendia el océano. Se miran unos a otros y se ven con número suficiente como para intimidar, por eso dejan de hacerse los remilgados y se envalentonan en sus soflamas claramente interesadas e inapropiadas en el momento. Creo que con su prepotencia andan sobrevalorando la fuerza de los símbolos patrios que ondean, pues la fuerza y simbolismo de esa bandera, radica en la fuerza de la unión cívica que representa, la de todos los españoles. Bueno, malos tiempos estos en que no se respeta el propio significado de este día encarnado en el desfile de nuestros soldados. Gritos y abucheos que terminarán devorando su desmesurada ambición fraudulenta.