Cuantas veces hemos oído hablar de aquellos que ni estudian ni trabajan. Generaciones de jóvenes perdidos, sin ambiciones ni un futuro demasiado brillante (o eso dicen). Eso dicen los que miran desde fuera, los que juzgan, los que no quieren ver otra realidad.

Pero ¿alguien se ha tomado la molestia de mirar en el lado contrario? Detrás de los ninis, nos escondemos los sísí. Jóvenes con grandes expectativas que estudiamos y trabajamos intentando no tener un caos como estilo de vida.

Los sísí, aquellos que sí estudiamos y que también trabajamos, merecemos ser vistos. Porque es muy fácil criticar a los que se pasan el díatumbados en el sofá, pero tiene más mérito felicitar a aquellos que ni nos podemos sentar.