Es patético. Como su liderazgo político está en tiempo de descuento y lo sabe, la avidez por el poder le ciega hasta anteponer sus intereses a los de España. Dice ser el más grande patriota; pero en vez de ayudar –o callar si no quiere hacerlo–, siembra desconfianza sobre la solvencia económica de su patria a base de mentir. No hace tanto, también hizo campaña para impedir la llegada de los fondos europeos de reconstrucción. En la UE su deslealtad no pasa inadvertida, dejándolos boquiabiertos con su vil y esperpéntica oposición, inconcebible en cualquier otro Estado miembro donde nadie vitupera a su país. Días atrás, y con la determinación de hacer daño, salió a manifestar que «España ha quebrado y está al borde del rescate». Se llama Pablo Casado y es líder del PP. Sigue enrocado en que cuanto peor para España, mejor le irá a él.

Señor Casado: no tergiverse. Ahí están los datos de empleo, prima de riesgo y colocación de deuda que demuestran que España está muy lejos de la quiebra.