A ver si logro aclararme. Tenemos un paraje casi urbano con pinada, pegadito a la capital, por una de cuyas sendas circula un ciclista que recibe el disparo de un cazador, cuyo destinatario era un conejo. A lo largo y ancho del cuerpo del ciclista se incrustan cien perdigones que por fortuna no le han producido lesiones de máxima gravedad. Varios ciudadanos manifiestan que esta anomalía por la que en un mismo lugar se practique senderismo peatonal o ciclista y caza al mismo tiempo la denunciaron al Ayuntamiento hace tres años, la Conselleria se quita al herido de encima -gracias a Dios o por suerte, como quieran, esta vez no es el muerto- y dice que el Ayuntamiento tiene autonomía para solicitarles a ellos la prohibición de la caza. El concejal responsable de estos asuntos asegura que a partir de ahora “se van a tomar esto en serio” y muestra a su vez sorpresa porque el Ayuntamiento tenga autonomía para solicitar la prohibición. La Federación de Caza se limita a certificar que el cazador tiene todos los papeles en regla, (menos mal, añado yo), y éste último, el autor del disparo, apuntilla que por si todo ello fuera poco posee además un buen seguro para sus perros.

De todo lo referido, que creo es fiel reflejo de la noticia que nos ha ofrecido INFORMACION solo me resta mostrar mi sorpresa porque a los varios días del narrado suceso no se hayan producido todavía dos o tres ceses o dimisiones en el Ayuntamiento y otros tantos en la Conselleria. En la empresa privada, por menos de eso, te echan hasta al gerente.