En el año 2009 se rodó una película con este título, aunque su contenido del cual muchos no estaremos de acuerdo, dista mucho de lo que yo he visto esta tarde, en Alicante, paseando por la Avenida Pintor Xavier Soler, una ciudad de luz, donde el clima es excepcional, pero con una asignatura pendiente en cuestión de limpieza vial, donde seguramente a esa suciedad en nuestras calles contribuyamos toda la sociedad Alicantina y el ayuntamiento encargado de su limpieza. Un chico invidente de no más de 25 años aparentemente, en una esquina de dicho vial, arrodillado, con su perro guía, estaba recogiendo los excrementos de éste, no sé si lo he dicho, un chico joven, responsable (que también hay jóvenes responsables, y muchos), invidente sí, recogiendo los excrementos del perro con una bolsa de plástico, tratando de limpiar con dicha bolsa los restos en la acera, una imagen sobrecogedora, impactante, sobre todo cuando luego se ha dirigido a mí solicitándome ayuda para que le indicara donde había una papelera para tirar la bolsa.

Evidentemente le he dado las gracias como ciudadano por su comportamiento, añadiendo que gente que disfrutamos de todos los sentidos, lamentablemente no obramos de igual manera, el joven ha sonreído y me ha contestado que su forma de proceder es lo normal, lo que hay que hacer, sin darle importancia, perplejo he continuado el paseo teniendo que bordear (los he contado) cinco excrementos en 100 metros.

Moraleja: hace más quien quiere que quien puede.