Por la tarde enterraban a Carmencita, quisimos que la misa en la basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia, la nombrasen ofreciéndosela. En la sacristía y como si comprase una fruta, eso sí, sin recibo alguno que da el frutero, nos pidieron diez euros que abonamos de inmediato y anotaban el nombre en un minúsculo papel recortado, que entregaron posteriormente al sacerdote celebrante. También nombraron a otra persona fallecida, en la celebración de la misma misa. En la iglesia parroquial ofrecimos la misa por cuatro personas, y que alguna no la supo pronunciar bien el nombre, el párroco, fueron cuarenta euros. Parece ser que se han puesto todos de acuerdo. Siempre había creído que nombrar a una persona un segundo, era gratuito, incluso había ceremonias que la Iglesia pedía la voluntad. De ello, creo debe haber sido hace mucho tiempo. Y pienso que la Iglesia tiene recursos, como la famosa X en la declaración de Hacienda, que la pongo siempre, también les llegan recursos por donaciones que les hacen, herencias de particulares, colectas, petitorios fijos, cobros por ceremonias, bodas, bautizos, comuniones, confirmaciones, sepelios y cada sacerdote creo que cobra su sueldo mensual del Estado, etcétera. También el Vaticano tiene sus propias finanzas económicas globales. No obstante, no me queda claro y por todo ello, me gustaría que se explicase a los feligreses, por qué nombrar en una misa a un ser fallecido piden, imponiéndotelo, diez euros, y en una parroquia nombrar a cuatro fallecidos nos cobran cuarenta euros, y no es considerado limosna, más bien parece minuta y creo que deberían de pedir la voluntad como antaño y en estas ocasiones concretas.