Siempre que puedo subo a corretear por la Serra Grossa. Un privilegio que tenemos los alicantinos a nuestro alcance.

En estos paseos me encuentro a veces gente limpiando el entorno. Desbrozan la maleza, plantan con nuevos plantones, y hasta colocan papeleras hechas por ellos mismos.

Cabe destacar no solo su esfuerzo y buena voluntad. También su paciencia y tenacidad limpiando lo que otros han ensuciado, y viendo como hay quien no solo no usa las papeletas, si no que deliberadamente se dedica a romperlas.

De ellos tan solo sé que están jubilados, que lo hacen por puro altruismo, que uno de ellos se llama Pepe, y que hacen un trabajo encomiable y digno de elogio.

Buscando darle difusión a su labor pensando en que otros voluntarios se podrían sumar, lo he comentado con personas vinculadas a medios de comunicación y política local. En todos los casos, más que interesarse por lo que se está haciendo, les ha preocupado saber quiénes eran los “supuestos” voluntarios.

Al parecer no estamos habituados a que nadie haga nada simplemente por hacer algo bueno, y da la impresión de que a los encargados de la gestión pública les preocupa más quién es el actuante, que el hecho, gestión, o actuación llevada a cabo.

Yo me resisto a darlo por bueno:

  • Lo bien hecho está bien hecho, lo haga quien lo haga
  • El que está más preocupado por quién lo hace y no por qué se hace, demuestra quien es.
  • Gracias a Pepe y demás voluntarios. Sean quienes sean.