En este tiempo de imágenes confusas, que Ayuso defiende al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ante su ausencia en la toma de posesión de Mañueco, el presidente de Castilla y León con Vox. En su opinión este es un gran pacto de “socialismo-free”, o lo que es igual: sin socialismo, sin nada de socialismo, pues el socialismo es malo, muy malo, y ella lo sabe muy bien, la acosan y señalan con cualquier pretexto, y ella es guay, muy guay.

Así es la reina del PP Ayuso, si los periodistas la increpan por la ausencia de Feijóo, ella replica con críticas a Pedro Sánchez, pues no es bastante político para cuestionar cómo y con quién tienen que hacer los pactos. Todos hemos visto y sentido el miedo atroz de Feijóo para no salir en la fotografía y, lo de la cargada agenda económica que sostiene, no deja de ser un subterfugio más. Y todos lo hemos visto, el PP aúpa por vez primera en España a la ultra derecha de Vox a un gobierno autonómico, y eso que Vox no quiere las autonomías. Lo que me lleva a preguntarme: ¿Ha atrapado Vox por los bajos al PP? ¿Es ya el PP lo mismo que Vox? Y eso, a mi entender, es muy grave. Y bueno, si los madrileños se sienten en casa cuando están en Castilla y León, igual debería la señora Ayuso incrementar su territorio anexionándose Castilla y León, ampliando el volumen de la Comunidad madrileña. Vamos, que estamos hartos de la dejadez cansada de esta señora de sonrisa mansa y humilde, e instintos cañeros por demás hacia la izquierda política a la que odia profundamente, incluso por encima de los anhelos de Vox. Para tener tanto aspecto astuto, las tonterías que dice son muestra de su temblorosa impaciencia. El odio nunca ha sido bueno en la vida, y su pulso acelerado señora Ayuso, no predice nada bueno.