Acaba de celebrarse en la UMH, campus de San Joan, un coloquio-debate titulado “Calidad vs cantidad. Razones para el desencuentro por la creación de facultades de Medicina”. Al mismo han asistido las primeras autoridades académicas de esta Universidad, así como representantes del Consejo Nacional de Decanos de Medicina, colegios oficiales de médicos, sindicatos médicos, estudiantes, etcétera.

Paralelamente a este evento siguen apareciendo en INFORMACION escritos de opinión sobre la misma cuestión, sobre todo a partir del anuncio del Consell autorizando la implementación del grado de Medicina en la UA. Y no dejo de advertir que la mayoría de los dictámenes o pareceres provenientes de personal docente o allegado a la UMH suelen tener como denominador común el ahondamiento en el mismo argumento o similar, esto es, que la creación de una nueva Facultad de Medicina en Alicante sería una inversión costosa y poco rentable, que a partir del tercer año de carrera habrían verdaderos problemas para las prácticas de los estudiantes -al parecer tenemos una provincia poco dotada de clínicas y hospitales- y al cabo de diez o doce años muchos de los licenciados irían a engrosar las filas del paro. De esto último deduzco que, si hasta hoy solo era la ministra de Transición Ecológica y su secretario de estado Hugo Morán quienes nos vaticinaban las lluvias que se producirán en España dentro de veinte años, a partir de ahora conocemos asimismo la situación laboral que tendremos en la próxima década.

Respeto profundamente las razones expuestas por todos aquellos que de manera frontal rechazan la creación de una nueva Facultad de Medicina en Alicante. Algunas de ellas las pongo en cuarentena y otras las rechazo con toda la energía, si bien declino exponer aquí y ahora el argumentario de mi oposición a fin de evitar una exacerbación del estado emocional que lleva implícito este asunto.

Solo añadiré que, si tanto problema acarrea la reciente decisión administrativa de dotar a la UA del grado de Medicina que en su día le arrebataron de manera tan absurda, y a la vez tanta preocupación y desvelo produce este asunto a la Autoridad Académica de la UMH, en España disponemos de refranes para casi todo y de pronto se me ocurre uno que nos viene al pelo, “A grandes males grandes remedios”. Bastaría por tanto que la UMH solicitara voluntariamente a la Generalitat que adscribiera su facultad de Medicina a la UA, de la que, por pura lógica, nunca debió salir. La facultad seguiría en el mismo sitio, llamándose igual, no se producirían gastos, se evitarían los problemas de prácticas a los estudiantes y hasta es posible, quién sabe, que se aligeraran las filas del paro dentro de diez años al no incorporarse licenciados en medicina. La solución, salvo trabas administrativas y burocráticas que mi ignorancia desconozca se me antoja fácil y sencilla. Se trataría solamente de un decreto que, transcurridos 25 años, acabaría por poner las cosas en su sitio.