Una pregunta clave para entenderlo es: ¿desde cuándo lo sabemos? La respuesta nos llevará a conclusiones muy sabias y nos indicará qué podemos hacer.

En la década de los sesenta fueron apareciendo una serie de libros (La Primavera silenciosa, La tierra intoxicada…) que alertaban del peligro de la contaminación y del modelo de desarrollo. 

Para mí el trompetazo principal es el Mensaje de Menton, mayo de 1971, llamado así por que en dicha ciudad francesa se reunieron un grupo de científicos que elaboraron un estudio que fue avalado por más de dos mil doscientos colegas del mundo entero y entregado al Secretario General de la Naciones Unidas en él advertían a los 3500 millones de habitantes del planeta y sus gobiernos, del peligro que suponía continuar con un modelo de desarrollo que conduciría a la humanidad a su más que posible extinción, Con ello quedamos informados y advertidos de lo que podía suceder. 

Después de eso se han celebrado no sé cuántas cumbres por el clima, reuniones de ministros, gobiernos, comisiones de no sé qué y que han servido para muy poco. 

En el movimiento ecologista se defendía hace años el crecimiento cero, desde hace menos años defendemos el decrecimiento como la única vía para poder salvar el planeta y a nuestra especie, además como no creemos en nuestros gobernantes que han tenido más de cincuenta años para hacer algo más que poner parches y no lo han hecho, nuestra, quizás, única esperanza es que toda la ciudadanía nos pongamos en pie actuemos y gritemos: ¡Basta ya! Conscientes de la gravísima situación en la que nos encontramos miremos a nuestros pequeños a la cara sin sentir la vergüenza de pudiendo haber hecho algo por ellos, por su derecho al futuro, hemos permanecido impasibles, cruzados de brazos, es la hora de entrar en acción, el primer paso: reducir el consumo.