¡Qué vida! Antaño podíamos dejarnos querer por el sol, hoy si no andamos con cuidado podemos quemarnos. No sé pero percibo entrañas de pedernal y dureza de cara como el cemento, en esos violadores que se vienen arriba y se animan a someter vilmente a alguna mujer hasta violarla, sumiéndola en la miseria y dejándola con todo su ser y ánimo descompuesto. Y digo esto, porque recientemente dos policías locales que violaron a una mujer, salieron con castigo menor del que realmente merecían por su abyecto acto de fuerza machista y lujuria, gracias a que la víctima de la que abusaron llegó a un acuerdo, se sentía incapaz de volver a revivir los hechos ocurridos en un juicio, de modo que los violadores del mundo se pueden sentir acompañados en sus fechorías.

Hoy nos enteramos que un hombre violó a una jornalera en Mula, y se ha librado de pena de cárcel mediante pago de 6000 euros, y costas, y un curso de educación sexual. ¿Qué les parece la anécdota? Pues si los hechos no tuvieran tantísima gravedad, sería un chiste de mal gusto, pero chiste. Basta de lanzar mensajes espurios que nos amedrentan y confunden. La cara dura y su indiferencia nos dejan estupefactos. Si enciendes la vela en la oscuridad, verás bailar sus sombras oscilantes, del mismo modo, estos violadores se enfrentan a menor sanción de pena, abusando de la víctima de la que, de algún modo, vuelven a abusar. Respeto la acción de la Justicia, y me pregunto ¿por qué no entra de oficio el fiscal, pese a que las partes hayan llegado a un acuerdo? Cinco años de libertad vigilada y multa económica, tras golpear, amenazar, obligar a la víctima a hacerle una felación y agredirla sexualmente, ¿no es un chollo?, altavoz para violadores. Y, aunque a veces sea incomprensible, estos acuerdos suceden.