De algún modo me he sentido arrebatado de emoción, pues la UE utiliza contra Hungría y pide congelar parcialmente sus fondos europeos de 7500 euros, de ese modo Bruselas utiliza uno de los mecanismos dispuestos en dichos fondos de cohesión, que permite congelar las entregas a cuenta cuando los países no cumplan con el Estado de derecho. Se siente, se tiene el temor de Viktor Orbán utilice estas ayudas para minar el Estado de derecho. Este particular mandatario ultra derechista nacionalista tiene sumido a su país en zona tenebrosa, casi oscura, y hay que mostrarle los dientes.

Se da el caso de que Hungría es uno de los mayores beneficiarios de fondos, con más de 22.500, y aunque negocian con Europa y dicen haber progresado alcanzando resultados positivos, seguirán trabajando para que los húngaros tengan los fondos que les corresponden. Cuatro años de lucha para que este ultranacionalista cumpla el Estado de derecho, su autocracia representa una amenaza a los valores de la UE por sus leyes homófobas. Por lo menos la derecha europea (PPE), suspendió como miembro al partido de Orban, tras sus ataques a Jean-Claude Juncker. Este partido radicalizado ya no puede participar ni tener voz ni voto en las decisiones del grupo conservador europeo con efecto inmediato. Todo en aras a que se respete el Estado de derecho europeo.

En fin, que bien está lo que bien acaba, y esos países que desde sus Gobiernos se llenan de odio y oscura soledad agitando la homofobia, no son merecedores de de que aunque disfracen sus discursos o maquillen realmente aquello que son, el recibir nada que les ayude a proseguir con sus monstruosidades. No pueden erigirse en demócratas quienes son otra cosa. ¡Pobre Europa con tantos fascismos en alza! Fuera fondos europeos para ellos.